Es la mujer que está ahí, sin miramientos, sin egoísmos. Es el amor de Dios hecho mujer, el más sincero, el más puro. Que daría la vida por nosotros, si fuera necesario.
Por Yamilette D. Salvador
Una Madre es… Esa persona que con toda delicadeza nos cuida en nuestra etapa de indecisión, nos enseña con amor a valernos en la vida y nos levanta con dulzura ante cada caída.
Esa mujer, que no duerme cuando estamos mal, que vive en carne propia cada uno de nuestros sufrimientos y que se alegra con cada alegría y logro nuestro… como si fuera suyo.
Es la mujer que está ahí, sin miramientos, sin egoísmos. Es el amor de Dios hecho mujer, el más sincero, el más puro. Que daría la vida por nosotros, si fuera necesario.
Siempre deseosa de hacernos bien, y aunque como ser humano pueda equivocarse, nunca lo hace por maldad.
Es el ser sublime con el que aprendemos el verdadero significado de la palabra AMOR, CONTENCIÓN, ENTREGA, SINCERIDAD.
No elegimos donde nacer, nuestra madre tampoco nos elige, pero sea como sea que venimos al mundo, para ella somos lo más sagrado, lo más sublime y lo más hermoso.
"Mamá" es la primera palabra que articulamos en nuestra niñez, casi sin ser conscientes que es a esa persona a la que siempre recurriremos en busca de consuelo, de un abrazo, de una palabra de aliento.
Alguna vez leí que madre hay una sola, y que no siempre es necesariamente aquella que nos dio la vida.
Porque ser mamá es mucho más: Es una mano fuerte que sostiene ante el primer paso dado temblando ante la vida; es un uniforme radiante para ir impecables a la escuela.
Es una sonrisa de orgullo ante un diploma recibido; es un pañuelo que seca las lágrimas ante algún fracaso.
Es la complicidad personificada ante esa figura dura que representa nuestro papá; es la compañía en los momentos duros; es el consejo ante un problema que nos aprieta el corazón.
Es la mejor abogada defensora de nuestras ilusiones y es también el adiós más doloroso de nuestra vida cuando Dios la llama al cielo.
Decir mamá es resumirlo en un nombre que guardaremos para siempre con nosotros, en la ternura, en el sacrificio, en las historias de cocina y nuestro plato preferido, en nuestra amiga más fiel y comprensiva…
Decir mamá es dejar que nuestra mente vuele hacia recuerdos añorados, es la tibieza, la sinceridad y la bondad resumidas en esas manos de mujer luchadora…
Desearía escribir con las palabras más bellas, con frases jamás formuladas para esta mujer que ha dado vida y que sigue regando amor por doquier.
No existe otro abrazo más tierno y comprensivo que los de una madre… Jamás se ha encontrado una amistad más desinteresada.
Aun recorriendo el mundo entero, no encontraríamos una fórmula mágica que nos curara cuando estamos heridos, más que sus besos.
¿Cómo olvidar, todas esas noches que ellas han pasado en vela por nosotros? ¿Cómo olvidarnos de su infinito amor?
¿Cómo olvidar esa voz que nos regaña, y esos consejos que nunca estuvieron de más?
Gracias, gracias, gracias a las madres por enseñarnos los caminos de la vida, aun sin ser maestras ni poseyendo los mejores títulos.
Gracias madres, porque gracias a ustedes, reconocemos que el mayor tesoro no es aquel que acumulamos aquí en la tierra, sino, el que guardamos en el corazón.