Bogotá, Colombia.- Las elecciones celebradas en Colombia el domingo han dejado un complejo panorama político de cara a la segunda vuelta, particularmente para el presidente y aspirante a la reelección Juan Manuel Santos.
También los resultados emergen como una amenaza al proceso de paz que promueve el mandatario y al que se opone el ganador de la primera vuelta, Oscar Iván Zuluaga.
Muchos calculan los votos obtenidos por los contendientes, sin detenerse a pensar que el mayor y más decisivo porcentaje a considerar es el 60% de la personas con derecho a sufragar que se obtuvo.
Visto así, el futuro inmediato es incierto para todas las fuerzas, pues el ganador de la primera vuelta está muy distantes de la mitad más uno, lo que indica que tendrá que aligerar el paso para lograr que su propuesta sea asumida por la mayoría de los colombianos.
Santos, de 62 años, obtuvo el 25,7% de los votos frente al 29,3% de Zuluaga -apadrinado por el exmandatario Álvaro Uribe Vélez- tras ser contabilizadas el 99,9% de las mesas, según la autoridad electoral. El mandatario alcanzó 3.301.815 de votos contra 3.759.971 de su rival.
En 2010, Santos ganó la primera vuelta con 6,8 millones de votos y luego obtuvo la presidencia con más de 9 millones. Entonces la abstención estuvo por debajo del 50%.
Santos, quien tras su revés electoral llamó a los colombianos a elegir el 15 de junio entre "el fin de la guerra" o la "guerra sin fin", tendrá apenas tres semanas para convencer a un electorado que en principio se inclinó por la propuesta de Zuluaga de endurecer la posición frente a las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los diálogos en La Habana, Cuba.
Este lunes el candidato opositor de 55 años reiteró el mensaje con el que venció al presidente liberal de centroderecha: "si las FARC quieren una paz negociada tiene que haber condiciones".
En ese sentido, Zuluaga advirtió que suspenderá las conversaciones para exigirle a las FARC, como requisito para seguir negociando, un cese unilateral de sus ataques y que los jefes rebeldes acusados de delitos graves paguen un mínimo de seis años de cárcel.
Las FARC, que este martes cumplirá 50 años de lucha armada, se oponen a que sus jefes terminen en prisión al término de los diálogos.
"Santos es un presidente poco carismático que moviliza poco el electorado, y que hizo una jugada de riesgo: hacer que esta campaña girara en torno a la paz", cuando aún no se conocen los acuerdos concretos de la mesa de La Habana, dijo Miguel García, codirector del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes.
Zuluaga, que recogió la bandera de lucha de Uribe contra las FARC y capitalizó la idea de que Santos traicionó el legado del exmandatario al negociar con los rebeldes, fue mejor candidato y la "incógnita es hasta dónde más puede crecer en la próxima elección", agregó el analista.
Las alianzas
Hoy todas las miradas se dirigen a la conservadora Marta Lucía Ramírez, tercera con el 15,5% de los votos, y a la izquierdista Clara López (15,2%), quienes junto al independiente Enrique Peñalosa (8,2%) podrían tener la llave de la segunda vuelta.
Santos está "obligado a hacer alianzas, a hacer concesiones hacia los sectores más progresistas. La situación es complicada para Santos, pero no es una derrota", dijo Carlos Medina, del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional.
El mandatario envió un mensaje de acercamiento a los izquierdistas, independientes y al sector conservador que aún cuando son críticos de su gobierno apoyan el proceso con las FARC, mientras su adversario inició contactos directos con Ramírez, exministra de Defensa de Uribe y muy cercana a su posición de fuerza frente a la guerrilla de 8.000 combatientes.
"Creo que la campaña se va a ir con dos grandes coaliciones y nosotros tenemos buena expectativa de que nuestra coalición va a llegar a ser la más grande", dijo el expresidente César Gaviria (1990-1994), quien asumió como jefe de campaña de Santos.
Los partidos comenzaron este lunes consultas para definir a quien dar su apoyo de cara al 15 de junio.
"Como están las cosas el voto conservador se puede dividir entre Santos y Zuluaga, y los izquierdistas, más dispersos, apoyar al presidente. Pero el votante colombiano no es de partido, y la segunda vuelta puede mover a los abstencionistas", señaló García.
Zuluaga alcanzó una victoria importante pero no definitiva, y en los próximos días el péndulo electoral se moverá entre una y otra propuesta de negociación con las FARC, aunque para un amplio sector de colombianos sus principales preocupaciones no están en Cuba sino en el deficiente servicio de salud, la mala calidad de la educación y la desigualdad en un país que crece a tasas promedio del 4%.
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