Muy poco o nada en el club del atraso.
En los días de la semana santa reciente me empapé de dos escándalos relativamente minúsculos que tuvieron desenlaces distintos en dos países democráticos con abismales grados de desarrollo institucional: Australia y República Dominicana. La infracción más leve se produjo en Australia y tuvo consecuencias mayores, la mayor, ocurrió en nuestro país y no hubo más sanción que la indignación expresada por los ciudadanos.
El premier de Nueva Gales del Sur, el más poblado de los estados australianos, tuvo que renunciar ante sus colegas del Congreso por haber recibido sin declarar un regalo con valor cercano a los 150 mil pesos dominicanos, los titulares de prensa le cayeron encima y al tercer día dimitió ; mientras la prensa australiana reseñaba ese escándalo, la dominicana censuraba el empleo de 19 millones de pesos por parte del presidente de la Cámara de Diputados repartidos a sus colegas para donativos de habichuelas con dulce.
En cualquier país donde se entienda que los recursos que el Estado capta de los contribuyentes no pueden manejarse con tal desparpajo, ese acontecimiento habría sido aleccionador, pero como el asunto entre nosotros no pasa de críticas mediáticas, para que los ciudadanos que incurrieron en la tontería de indignarse lo hagan con más gusto, al mes siguiente en vez de 19 millones se tomaron 179, esta vez para los repartos correspondientes al mes de las madres, y al que no le guste que los cuartos de los impuestos que paga se gasten así que se mude, porque aquí eso no es trascendente.
El principal beneficiario de cualquier iniciativa administrativa que adopte con el propósito supuesto de beneficiar a los diputados, es el presidente de ese hemiciclo, que al tener el poder discrecional de distribuir los obsequios como lo entienda conveniente, es quien determina lo que le corresponde a él, y por ello puede hacer clientelismo en su demarcación a manos abiertas.
Cada vez que decide ayudarse a sí mismo, “auxiliando a sus colegas”, a menos que no renuncie al uso de la ayuda, está violando el Articulo 140 de la Constitución de la República que dispone que “Ninguna institución pública o entidad autónoma que maneje fondos públicos establecerá normas o disposiciones tendentes a incrementar la remuneración o beneficios a sus incumbentes o directivos, sino para un periodo posterior al que fueron electos o designados”.
No me voy a referir al principal encanto de andar haciendo compras en grandes volúmenes porque es conocido hasta por los famosos chinos de Bonao.
El Comité Político del partido que está tolerando esos feriados a cuenta del erario mira para otro lado porque marca por encima del 50% en las encuestas, y los que representan la oposición son los primeros que concurren a la búsqueda de las migajas para entretener a sus clientelas, total no hay propuestas ni visión de país que marquen diferencias.
Todas esas licitaciones, lo ha admitido la directora de Compras y Contrataciones del Estado, Yocasta Guzmán, terminan en las mismas manos por más segmentaciones que se hagan dizque para promover la participación de las Pymes, los mismos grandes suplidores crean mil caras y como se aventajan de privilegio de información por los vínculos que han entretejidos, lo acaparan y lo dominan todo en fraternal armonía con quienes tienen la decisión de comprar.
Hay miseria, pero nadie la ha revertido con migajas que empobrecen más el espíritu de quienes la reciben.