El diseño de la política exterior de cada nación, se enmarca dentro de los lineamientos intrínsecos de su Estado. Los países desarrollados y sobre todo de aquellos que tienen la responsabilidad de mantener el equilibrio geopolítico del mundo, se caracteriza porque su ritmo obedece a la dialéctica de los tiempos.
Estados Unidos de Norteamérica, es la nación más poderosa del planeta y debemos imaginar la complejidad diplomática del Departamento de Estado, responsable de llevar la agenda de la política exterior en países aliados y en países hostiles.
En el siglo pasado EEUU participó en dos guerras mundiales, ambas tuvieron como escenario a Europa, y la llamada guerra fría que aunque incruenta obligaba a todo el aparato del Estado a estar en máxima alerta y, a una política exterior intensa y dinámica.
El Siglo XXI caracterizado por un nuevo orden mundial, aunque con los mismos actores de la centuria pasada, nos hacia imaginar que la nación norteamericana implementaría un nuevo ciclo histórico de su diplomacia mundial, para responder a las exigencias de un mundo que experimentó cambios radicales en el último cuarto de siglo, marcados por nuevos conflictos de intereses.
El 25 de diciembre del año 1991, se disolvió de manera definitiva la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la Cortina de Hierro cayó y con ella el movimiento obrero más grande de la historia, la dictadura del proletariado, la cual había encontrado sustentos en las teorías económicas del materialismo dialéctico de Karl Marx y Otros filósofos del siglo XIX, la cual fue implementada como política de Estado por Vladimir I. Lenin.
A partir de ese entonces, termina la lucha entre el Capitalismo y el Comunismo, el mundo se hizo uni-polar, se inicia un tiempo de grandes cambios globales, todas las organizaciones mundiales multilaterales son lideradas por EEUU.
Actualmente la gran lucha es del capital contra el capital, el comercio global es lo que origina las grandes contradicciones entre los bloques EEUU y Aliados (Inglaterra, la Unión Europea y una constelación de países dispersos asociados), el bloque Asiático con China a la cabeza , la Federación Rusa y los llamados BRICS. Siendo los países árabes y africanos muy heterogéneas sus identidades con los diferentes bloques.
Aunque las guerras a todo lo largo de la historia han sido para el hombre subyugar al hombre; ampliar su dominio y riqueza, el Siglo XXI no hay lucha de carácter ideológica, son fundamentalmente de carácter religiosas, étnicas y comerciales a nivel global.
Hemos visto las movidas diplomáticas de Estados Unidos en los últimos acontecimientos mundiales, y no hay variación en la conducta diplomática con respecto a la implementada en el siglo pasado, muy a pesar que los organismos multilaterales son cada vez menos eficientes para lograr éxitos en las negociaciones entre las partes en conflictos. Las Cumbres de Jefes de Estados sus declaraciones son simples enunciados, mientras se advierten conflictos internacionales que amenazan pueblos, regiones y en ocasiones la paz mundial. La diplomacia como herramienta técnica y arte en el manejo de conflictos entre los pueblos, parece que se disminuye su espacio.
La comunidad internacional debe volver por los senderos que conduzcan al respeto a las normas de convivencia entre los pueblos, para que el arbitraje de los conflictos internacionales sean resueltos por la Diplomacia Multilateral, y si fuese necesario la revisión de la Convención de Viena a la luz de los cambios globales a fin de incorporar nuevos elementos que contribuyan a la aplicación del Derecho Internacional Consuetudinario, que sirva de marco para la coexistencia pacífica de los pueblos y cooperación internacional.
Finalmente, no sería ocioso recordar que el hambre, la pobreza crítica, los graves problemas medio ambientales, las enfermedades como el cáncer, el sida y otras epidemias, y una pesada agenda internacional que precisa de la participación activa de la comunidad internacional, sobre todo de EEUU, Asia con China a la cabeza, la Unión Europea, Federación Rusa, los pueblos Árabes y América Latina, hace urgente un reencuentro inspirado en la coexistencia pacífica de la humanidad.
Sobre el autor: Médico, Diplomático, ex embajador dominicano en Alemania, República Checa, República de Polonia y Concurrente en la Federación Rusa.