SANTIAGO.- La grabación presentada este miércoles en el juicio que se conoce aquí con relación al intento de asesinato del abogado y comunicador José Jordi Veras Rodríguez y donde se escucha al empresario Adriano Román dar instrucciones al también imputado Franklin Reynoso para cometer el hecho, se produjo para luego presionarlo, en vista de que este se negaba a pagar todo el dinero acordado, aunque el hecho de sangre no se había materializado.
Datos sobre ese y otros episodios que se produjeron antes del atentado, ocurrido el 2 de junio del 2010, así como en el transcurso de las investigaciones posteriores realizadas por las autoridades, fueron revelados hoy por una fuente estrechamente ligada al sonado caso que se ventila en el Primer Tribunal Colegiado de este distrito judicial.
Los datos obtenidos por este periódico establecen que a principios de mayo de ese año el empresario Román, quien cumple una condena de 20 años de prisión aquí, por el intento de asesinato de su exesposa Miguelina Llaverías y vía de su cómplice Engels Carela Castro, también preso, contactó a su hermano Francisco Carela Castro.
Para tal fin Francisco vino desde la capital al Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey-Hombres, donde se entrevistó con Román, planteándole que para cometer el hecho debía pagarle dos millones de pesos, pero el empresario dijo que solo podía erogar 1.5 millones, suma que finalmente fue convenida.
De esa cantidad, por vía de un familiar de Franklyn Reynoso, Carela Castro recibió días después 200 mil pesos, al producirse una breve reunión en un restaurante, con el compromiso de que se dispondría de la vida del jurista Veras Rodríguez el 16 de mayo, pero no lo hicieron porque ese día eran las elecciones generales y que, por tal motivo, en las calles había muchos guardias y policías.
Sin embargo, como el hecho no se materializó en esa fecha sugerida por Román, este se negó a entregar más dinero al grupo responsable de la acción, por lo que entonces Carela Castro puso en marcha la idea de grabar una conversación con el empresario donde se hablara del tema, para posteriormente pretender chantajearlo con la misma y así obligarlo a cumplir con lo económicamente pactado.
Fue en esa circunstancia que acordó con su hermano Engels (preso en esta ciudad al igual que Román, por el intento de asesinato de Miguelina Llaverías) que enviaría a Franklyn Reynoso a conversar con el empresario, pero que antes de hacerlo su pariente le entregaría un I-Pod dotado de una aplicación especial, con cuyo aparato grabaría la conversación, sin que su interlocutor se percatara.
Ya con esa grabación en su poder, Carela Castro la copió y le envió la misma a Román, a través de su abogado Carlos Balcácer, a la sazón representante del imputado, por lo que se vio obligado a continuar con el plan, que fallidamente se perpetró el 2 de junio de ese año.
Meses después Carela Castro era buscado por grabar actividades en moteles capitaleños y en noviembre se puso en contacto con un capitán de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI) de apellido Bretón, amigo del abogado Ramón Antonio Veras, padre de Jordi, coordinándose un encuentro donde este le reveló parte de la trama contra su hijo.
El sábado 6 de noviembre del 2010 se celebró una reunión en el despacho de la entonces fiscal Jenny Berenice Reynoso, en la que estuvieron presentes, además de ella y Veras, Carela Castro, Bretón, el notario público Fausto García, el también abogado Lorenzo Fermín y el coronel policial José Méndez.
Allí Carela Castro ofreció amplios detalles de la organización y ejecución del intento de asesinato y acordaron reunirse de nuevo esa noche, pero en la oficina de Negro Veras, encuentro que no se produjo porque horas antes Carela Castro y el capitán del DNI fueron arrestados en un hotel santiaguero donde se hospedaban.