Los dirigentes y los partidos que dicen ser de sangre nueva tienen un gran inconveniente y frustración; su metología está chapada a la antigua y su base de sustentación son los señores del pasado. El liderazgo lo quieren destronar sin echar zapata propia.
Por Manuel Hernández Villeta
Para levantar nuevos aires políticos tiene que surgir una fuerza social impulsada por dirigentes que piensen de aquí en adelante, y no que quieran que el espaldarazo de los jefes de partidos sea su impulso al poder.
Pasa con los partidos y grupos que se dicen independientes, pero presentan la misma opción del sistema. Donde no hay variedad, la gran población se inclina por lo que conoce, por los que son líderes ahora, o por los partidos que tienen un amplio historial.
¿Cómo puede un nuevo partido ser independiente cuando sus organizadores han gozado del disfrute del poder, sea con Joaquín Balaguer, con Leonel Fernández o Hipólito Mejia?. Se puede ser hombre nuevo con ese pasado, pero hay que levantar nuevas consignas y posiciones.
En los dos principales partidos nacionales la llamada sangre nueva no presenta opciones de cara al electorado, porque está debajo de los sobacos de los principales dirigentes de sus agrupaciones políticas.
Sólo uno de los auto-llamados sangre nueva, pero sin ideas renovadas, futuristas, puede ser candidato si cuenta con el apoyo de los dirigentes tradicionales. Pasa en el Revolucionario Dominicano y en el de la Liberación Dominicana.
Ese liderazgo que se llama nuevo no tiene fuerzas suficientes en las manos para levantarlas sobre los hombros, y necesita la polea salvadora de su jefe de grupo para que le erija a todo lo largo del brazo, por encima de las cabezas.
Cuando se llegue al momento de votar en las nuevas elecciones nacionales, en el año 2016, no habrá relevos, sino continuidad. Esa continuidad puede ser el retorno o el mantenimiento de los viejos líderes, o sencillamente que el candidato esté supeditado a los mandatos de los tradicionales.
Si se comienza a trabajar desde ahora, para el 2020 se podría lograr un liderazgo sólido de nuevas ideas, que no tengan como soporte a mecenas que se hicieron en otro momento coyuntural. Los políticos locales no quieren trabajar de cara al futuro, sino buscar el apoyo en el pasado reciente.
¿Qué cambios nos treaerá el futuro político? Ninguno. Nada, sino se comienza a trabajar ahora.
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