La historia demuestra, asegura, que en todos los casos en los que esa actualización ha sido exitosa, el Estado desempeñó un papel activo mediante la creación de mercados, el apoyo a empresas, el aliento al mejoramiento tecnológico, el respaldo al aprendizaje, la remoción de cuellos de botella estructurales, la reforma de la agricultura y el aporte de financiamiento.
Análisis de Gustavo Capdevila/IPS
GINEBRA, 9 jun 2014 (IPS) – En el Sur en desarrollo se abren perspectivas de procesos de industrialización y de transformación económica y social inclusivas, concluye una nueva publicación de dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El libro, editado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), aduce que los objetivos de una política industrial no se limitan a algunas actividades, sectores o tecnologías preferidas.
Incluyen también el reto de acelerar el aprendizaje y la creación de capacidades productivas, dice la publicación, que recopila textos de 26 académicos e investigadores reconocidos.
A los países en desarrollo se les presentan oportunidades de ponerse al día con celeridad, aprendiendo a dominar las tecnologías y los productos que ya están disponibles en las naciones más industrializadas, apunta la publicación.
La obra, con el título “Transformando economías: haciendo política industrial que trabaje para el crecimiento, los empleos y el desarrollo”, fue lanzado durante las sesiones de reunión anual de la Conferencia la Conferencia Internacional del Trabajo, que se desarrolla en la sede la OIT en Ginebra entre el 28 de mayo y el 12 de junio.
La historia demuestra, asegura, que en todos los casos en los que esa actualización ha sido exitosa, el Estado desempeñó un papel activo mediante la creación de mercados, el apoyo a empresas, el aliento al mejoramiento tecnológico, el respaldo al aprendizaje, la remoción de cuellos de botella estructurales, la reforma de la agricultura y el aporte de financiamiento.
Richard Kozul-Wright, economista de la UNCTAD, reconoció a IPS que “toda política industrial incluye alguna forma de otorgamiento de favores a sectores o empresas determinadas, a través de apoyo gubernamental”.
“El caso de la industria del software en India demostró cómo un acertado equilibrio de conocimiento, pericia y capacidades en la fuerza de trabajo permitieron al país obtener ventajas de la elevada demanda de programas informáticos": Irmgrad Nübler, economista de la OIT.
“Las posibilidades de abusos son entonces muy corrientes”, admitió.
Al respecto, el fundador de la UNCTAD, el economista argentino Raul Prebisch (1901-1986), ya llegó a la conclusión durante sus investigaciones en América Latina en los años 50, de que muchos estados de la región habían sido capturados por los sectores que el mismo Estado promovía en su estrategia de industrialización, recordó Kozul-Richter.
Guy Ryder, director de la OIT, resaltó la importancia de la publicación para su institución, porque se ocupa del empleo en relación con el crecimiento y la justicia social. Pero también se relaciona con las metas más ambiciosas de la ONU de erradicar la pobreza y promover el desarrollo, dijo.
El contenido del libro representa un poderoso mensaje en conjunto de la UNCTAD y la OIT, fruto de sus investigaciones y de sus experiencias, que las dos organizaciones se proponen transmitir a quienes negocian en la ONU la agenda de desarrollo sostenible posterior a 2015, subrayó Ryder.
Los autores y los editores de la publicación van más allá de las estériles polémicas acerca de si debe o no haber políticas industriales, remarcó el director de la OIT. Tratan de extraer lecciones y principios de políticas industriales exitosas.
El contenido del libro está orientado por la búsqueda “de lo que funciona” en políticas, en este caso en términos de transformación productiva y de sus efectos en el crecimiento, el empleo y el desarrollo, precisó Ryder.
El libro contiene también análisis de experiencias nacionales y sectoriales en varios países, industrializados y en desarrollo, con conclusiones que pueden ser una contribución, en la teoría y en la práctica, para políticos e investigadores.
Irmgrad Nübler, economista de la OIT, comentó a IPS el caso de Costa Rica, donde las estrategias de desarrollo industrial fueron exitosas en la promoción de capacidades productivas y en el aumento de las exportaciones, a través de inversiones extranjeras directas.
“Sin embargo, las políticas y las instituciones costarricenses fallaron en la promoción del aprendizaje en las empresas locales. Como consecuencia, el país registró un ritmo lento de diversificación en las actividades productivas”, explicó.
El proceso de creación de capacidades productivas “fue conducido en su mayoría por empresas extranjeras, pues las compañías locales no están en condiciones de hacerlo”, dijo la economista.
“El país centroamericano tuvo siempre una estructura educativa muy equilibrada, pero a partir de la década de 1980, cuando la educación fue privatizada, las inversiones en escuelas secundarias cayeron de manera pronunciada, a la mitad”, especificó.
“El grueso de la inversión privada fue a la educación terciaria”, añadió.
En ese cuadro, con un bajo porcentaje de educación secundaria en la fuerza de trabajo y un alto nivel en la terciaria, “no se puede desarrollar la industria manufacturera, ni tampoco la alta tecnología, porque se dispone solo de gerentes, ingenieros y demás”, explico Nübler.
En cambio, “el caso de la industria del software en India demostró cómo un acertado equilibrio de conocimiento, pericia y capacidades en la fuerza de trabajo permitieron al país obtener ventajas de la elevada demanda de programas informáticos en el año 2000”, expuso la economista de la OIT.
Costa Rica e India fueron dos de los casos investigados. Los demás fueron Brasil, China, Corea del Sur, Estados Unidos y Sudáfrica, junto con parte de la región subsahariana.
Kozul-Wright recomendó que los estados experimenten con sus políticas hasta encontrar las apropiadas. “Algún grado de pragmatismo entre políticos e instituciones es un rasgo esencial para un Estado exitoso”, adujo.
“Otro factor para el éxito es la habilidad del Estado para imponer disciplina entre los destinatarios de su apoyo y evitar así a los grupos de intereses con intenciones de dominio”, explico a IPS.
“Un componente adicional es la idea de construir consenso”, subrayo. “Aun los estados autoritarios tienen que ser capaces de crear algún grado de legitimidad en amplios sectores de la población”, aclaró.
Kozul-Wright estimó que inevitablemente las transformaciones estructurales acarrean ganadores y perdedores. “Se requiere habilidad para tratar con los perdedores y reintegrarlos a la estructura productiva, al tiempo que continúa apoyando a los vencedores”, dijo
“La creación de consenso entre los sectores de la población que conforman la sociedad inclusive y dinámica en la economía es otro pilar para un Estado desarrollista exitoso”, expuso.
“Vemos el ejemplo de Asia del este y también de Estados Unidos, que durante las últimas dos o tres décadas, en particular, se constituyó en un Estado desarrollista”, opinó.