El Ministro de Agricultura, Ángel Estévez ha expresado su preocupación por el abandono (prácticamente total) de la producción de semilla certificada, señalando solo como ejemplo que en su gran mayoría la siembra de arroz se hace con semilla no certificada lo cual perjudica notablemente los rendimientos por unidad de superficie, debido a la mezcla de variedades diferentes y a la concentración de patógenos. Igualmente sucede con la habichuela, el guandul, el maíz, entre otras especies cultivadas por nuestros productores.
Por: Prof. Gabriel A. Domínguez Ramírez
Asesor Científico Direccion Ejecutiva del CONIAF
Esto nos hace pensar que en la propuesta de relanzamiento del Ministerio de Agricultura se harán los esfuerzos necesarios para rehabilitar los diferentes programas dirigidos a la producción de semilla básica, y al mismo tiempo se capacitaran a técnicos y productores líderes en la producción de semilla certificada, a través del Sistema Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (SINIAF); es decir, que la ejecución de los programas estarán dirigidos por investigadores- fitomejoradores de las diferentes instituciones que conforman dicho sistema.
Con el abandono de los programas de producción de semilla básica y certificada se ha dejado erosionar la base de todo el sistema productivo que por su puesto son las simientes (semillas) y entonces tenemos que escuchar pronunciamientos que hasta parecen innovaciones y que mandan un mensaje como si se tratara de la segunda fase de un Plan de abandono bien concebido que ahora justifican seguir importándolo todo. Recuerdo por allá en los años de la década del 60, cuando el Prof. Andrés Vloebergh (fundador de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinarias de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD) en una de sus magistrales cátedras en la asignatura Cultivos I, nos afirmó lo siguiente: “el costo para producir cosechas a partir de una variedad con bajo potencial productivo es el mismo que se necesita para cultivar una variedad mejorada con alto potencial productivo”. Estas palabras de nuestro excelente fenecido Profesor, se cumplen cabalmente en todas las regiones cultivadas del mundo.
Ahora bien, para que podamos entender lo planteado por el Profesor Vloebergh veamos cuales son los significados de Semilla básica y Certificada. Semilla básica: “es la semilla progenie de la semilla genética manejada de manera estricta para mantener su identidad genética y pureza física, bajo la supervisión del fitomejorador y de técnicos acreditados para estos fines, inspectores de certificación”.
Semilla Certificada es un insumo de óptima calidad, con identificación y pureza genética, conducido en campos de multiplicación adecuados, certificada para garantizar un buen nivel de germinación y plantas con rendimiento y calidad. (ciencia.glosario.net/agricultura/semilla-11584.htm) o de igual manera son aquellas obtenidas a partir de la semilla genética o de fundación o de semilla registrada, que cumplen con los requisitos mínimos establecidos en el reglamento especifico de la especie o grupo de especies y ha sido sometida al proceso de certificación.
En estos precisos momentos en la República Dominicana se está discutiendo una propuesta para una ley de semillas. La misma toca el aspecto que tienen que ver con obligatoriedad de producir solo con semillas certificadas (artículo 28), innecesaria en esta ley; puesto que, la realidad en América Latina y muy especial en la República Dominicana es que en el sector agropecuario el 85% de los productores están catalogados como pequeños o medianos; de ellos, el 65% no tienen predios mayores de 3 hectáreas (una hectárea es igual a 16 tareas) y el restante 20% no más de cinco hectáreas. Querer obligar a estos segmentos de productores para que por ley usen o dejen de usar tal semilla a todas luces resultara inaplicable, a veces damos la impresión de que ciertos articulados se corresponden mas con intereses particulares que con los intereses de la nación. Más bien podría esta ley contemplar algunos aspectos sobre producción de semilla artesanal, en que niveles y rubros se permitirían sus usos y quienes serian los responsables de concientizar a los pequeños productores para que aprendan y usen semillas mejoradas.
Como fitomejorador consciente de nuestra realidad sabemos que existe escasez de semilla mejorada en diversos rubros cultivados por los pequeños productores nacionales por lo que hemos diseñado un proyecto para producir semilla artesanal, mediante la modalidad Fitomejoramiento participativo,el mismo tiene la finalidad de entrenar a técnicos y productores en las diferentes zonas productivas del país interesados en mejorar la productividad de sus predios. Está basado en un modelo implementado con mucho éxito por la FAO (2011-2014) en Centroamérica y África; cuyos manuales sobre producción de semilla artesanal y agricultura familiar son extraordinariamente bien diseñados para que los pequeños productores produzcan su propia semilla. Emulando este valioso esfuerzo de la FAO, para que los pequeños productores utilicen semilla mejorada en sus predios y por ende obtengan mayor productividad, más ingresos y seguridad alimentaria de las familias rurales, iniciamos desde el CONIAF, el 29 de marzo, del 2014 en el Valle Puerto Escondido, Provincia Independencia la capacitación a pequeños productores líderes en la producción de semilla artesanal de habichuela explicándole directamente en el campo como se aplica la selección masal. “Marcando por medio de varas o estacas de madera las plantas que presentan en su fenotipo las características deseadas; tales como: un número de legumbres (vainas) igual o superior a la media obtenida a partir de 100 plantas cosechadas y seleccionadas al azar, Número de granos por legumbre igual o superior al promedio obtenido con las legumbres de las 100 plantas, color y forma del grano uniforme, y plantas libres del ataque de plagas y enfermedades”. En dicha actividad los líderes que se destacaron fueron Jesús Panete Perdomo (alias Bobo) y Jesús María Urbaez. ENTONCES, conocidos y por conocer pongamos mucha atención sobre aquellos aspectos que deben estar súper claro en esta ley, tales como: ¿Quién certifica, quién registra, quienes harán las validaciones de los materiales importados antes de permitir su libre venta en territorio dominicano y quienes harán el reglamento específico para cada especie o grupos de especies. Cuidado con distracciones acerca de aspectos que a todas luces tienen que ser revisados. Por ejemplo, es contraproducente incluir al Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, IDIAF como miembro del Consejo Directivo; puesto que, estaría invalidado para evaluar y producir semilla básica y certificada, actividades que son partes importantes del quehacer fundamental del Instituto; en otras palabras sería “juez y parte”, con el agravante de anular una de las funciones que este debe asumir como parte fundamental del Sistema Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, SINIAF. En tal virtud, el organismo que debe ser miembro de dicho Consejo Directivo es el Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, CONIAF; ya que, este es el organismo rector del SINIAF y cuyas funciones son normativas para trazar las políticas de investigación y formar los investigadores necesarios para mantener un relevo con elevados conocimientos científicos y tecnológicos que aseguren el desarrollo agropecuario y forestal del país