La sociedad de hoy demanda más que nunca que los partidos políticos sean auténticos frentes de masa. Es difícil que la población mayoritaria pueda asimilar a un conglomerado partidista que en forma unitaria quiera alcanzar o mantener el poder.
Por Manuel Hernández Villeta
De sopetón, la mayor parte de los votantes no se inscriben ni siguen los lineamientos de los partidos políticos. Van a votar cada cuatro años y ahí mismo se despiden de la fiesta electoral. Hay otro fenómeno que hoy hay que tener muy presente; la abstención electoral.
En casi todos los países de América Latina el sector abstencionista muchas veces consigue más votos que el candidato ganador. Quiere decir que no encuentra opciones a su gusto en la ventana electoral. En consecuencia, los partidos políticos con vocación de ganar, tienen que tomar ese factor.
Si se hace un analisis sereno de la abstención electoral y la mayorìa silente que no tiene partido ni simpatías y se decide a votar en las 24 horas de reflexión, se puede llegar a una realidad palpable y tangible: los partidos políticos se tienen que diversificar, mezclarse con todos los sectores, y no pensar que con su músculo y discurso ganarán.
Los leninistas y estalinistas cometieron un error durante mucho tiempo, que costó sangre, muertes y hasta el poder. Creían en el núcleo, el foco, el puñado de hombres que tenía la verdad en sus palabras, lo cual le deba la fuerza moral para decidir el destino del resto de un país.
Nadie en solitario puede ser el jefe de los destinos de un pueblo. Tiene que unirse a sectores determinantes, que van desde el campesino, los obreros, las amas de casa, los chiriperos, pero también el gran empresariado, los pequeños propietarios, los banqueros, los religiosos, los ateos….
Los partidos políticos dominicanos se tienen que fortalecer, pero no siguiendo líneas del pasado del autoritarismo del poder solitario, sino pensando en conformar un gran frente de masas, donde los grupos minoritarios son los que dan el impulso final en el gran salto al triunfo.