Ciudad del Vaticano, 20 junio 2014 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana a los participantes en el congreso internacional "La libertad religiosa según el derecho internacional y el conflicto global de los valores", promovido por el Departamento de Jurisprudencia de la Universidad LUMSA y por la School of Law de la St. John?s University que se celebra en Roma los días 20 y 21 de junio.
Francisco ha recordado que en nuestra época el tema de la libertad religiosa ha entrado a formar parte de un debate muy intenso que cuestiona tanto a los gobiernos como a las diferentes confesiones religiosas y ha añadido que la Iglesia Católica, en este sentido, posee una larga historia de apoyo a la libertad religiosa, que culminó con la Declaración Dignitatis humanae del Concilio Vaticano II.
"Cada ser humano es un 'buscador' de verdad sobre su origen y su destino -ha dicho-. En su mente y en su corazón nacen preguntas y pensamientos que no pueden ser reprimidos o silenciados, ya que surgen de lo más profundo y están arraigados en la esencia íntima de la persona. Son cuestiones religiosas y necesitan la libertad religiosa para manifestarse plenamente".
Francisco ha destacado cómo la razón reconoce en la libertad religiosa un derecho fundamental del hombre que reflexiona sobre su más alta dignidad, "la de poder buscar la verdad y ponerla en acto".
Y reconoce en ella "una condición indispensable para poder desplegar toda su potencialidad. La libertad religiosa no es sólo un pensamiento o un culto privado. Es libertad de vivir según los principios éticos resultantes a la verdad encontrada, sea privada que públicamente".
El Papa ha descrito esta situación como el gran desafío del mundo globalizado, como una enfermedad, en la que el pensamiento débil reduce también el nivel ético general y con una "falsa tolerancia" se termina por perseguir a aquellos que defienden la verdad sobre el hombre y sus consecuencias éticas.
"Los sistemas jurídicos, estatales o internacionales deben reconocer, garantizar y protegen la libertad religiosa, que es un derecho intrínseco a la naturaleza humana, a su dignidad de ser libre y, al mismo tiempo, un indicador de sana democracia y una de las fuentes principales de la legitimidad del Estado. La libertad religiosa -ha añadido- favorece el desarrollo de las relaciones de mutuo respeto entre las diferentes confesiones y una sana colaboración con el Estado y la sociedad política sin que se confundan los papeles y sin antagonismos".
Francisco ha señalado que es incomprensible y preocupante que en nuestra época haya discriminaciones, restricciones de derechos e incluso persecuciones por profesar una determinada fe.
"Hoy en día, las persecuciones contra los cristianos son más fuertes que en los primeros siglos de la Iglesia y hay más cristianos mártires que en aquella época. Esto sucede mil setecientos años después del edicto de Constantino, que concedía la libertad a los cristianos para profesar su fe".
Con estas palabras el Papa ha animado a los presentes a trabajar para que el congreso ilustre con profundidad y rigor científico las razones que obligan a cada sistema jurídico a respetar y defender la libertad religiosa.