Hoy día, esta muralla debería ser un atractivo turístico, aunque no tanto como lo es la que se extiende por más de 8 mil kilómetros del territorio chino.
Por Felipe Mora
Más que un anacronismo, construir un muro en la frontera sería retroceder a los tiempos en que reinaba la barbarie, cuando hordas salvajes arrasaban con todo a su paso.
Hace más de 2,500 años que pueblos bárbaros la emprendieron contra los chinos, que se defendieron construyendo una muralla, de la que aún hoy día quedan vestigios.
Cuando los corsarios ingleses William Penn y Robert Venables asolaban por esta parte del mundo, a mediados del siglo XVII, las autoridades coloniales "doblaron el pulso" a la monarquía española, y se erigió la muralla de la entonces ciudad de Santo Domingo (que tardó dos siglos en concluirse), de la que también quedan reminiscencias, aunque luce muy abandonada.
Hoy día, esta muralla debería ser un atractivo turístico, aunque no tanto como lo es la que se extiende por más de 8 mil kilómetros del territorio chino.
Los problemas que están latentes entre República Dominicana y Haití obligatoriamente deben tener solución, sin que para ello tenga que erigirse un muro de varios metros de altura entre ambos pueblos.
El Muro de Berlín, también llamado ´´Muro de la Vergüenza´´, rémora que opacó la civilización occidental y que dividió al pueblo alemán por casi 30 años, fue aplaudido por todo el mundo a raíz de que fuese derribado, en noviembre de 1989. Y de seguro que Vinicito Castillo Semán estuvo de acuerdo con que ese muro fuera echado abajo.
Bien debiera Vinicito, en su rol de legislador, gastar municiones en cosas más útiles para la sociedad dominicana. Aquí hay demasiadas cosas por hacer a favor de la gente que desperdiciar el tiempo haciendo propuestas que solo procuran que los dos pueblos que comparten la isla incrementen sus diferencias.Las distintas instituciones estatales de República Dominicana que tienen incidencia en la zona limítrofe con Haití, si se lo disponen, pueden poner coto al paso de ilegales hacia el territorio nacional.En honor a la verdad, un muro que se extienda por casi 300 kilómetros buscando sellar la frontera, sea que lo construya el gobierno haitiano o su contraparte dominicana, con lo única que contribuirá será con incentivar las divergencias ancestrales que han existido entre ambos pueblos a uno y otro lado de la línea divisoria.