Por Michel Dalí
Porto Alegre, Brasil, 1 jul (PL) Curiosidad, cábala o fantasía de chamanes, una coincidencia inquietante señala que la final de la Copa Mundial de Fútbol será entre Brasil y Holanda el 13 de julio en el Maracaná de Río de Janeiro.
Más que un pronóstico o el chispazo adivinador de animales que infructuosamente han tratado de alcanzar el protagonismo del fallecido pulpo Paul, los elementos que conducen a ese duelo sudamericano es puramente fortuito.
En el organigrama del torneo, concretamente a la hora de armar el pareo de los encuentros de octavos de final, todos los equipos ubicados en la parte izquierda o superior -para los modelos vertical u horizontal- han sido los triunfadores.
Es decir, Brasil, Colombia, Holanda, Costa Rica, Francia y Alemania salieron airosos frente a Chile, Uruguay, México, Grecia, Nigeria y Argelia en las tres primeras fechas de esta etapa de la lid.
Por añadidura, todos fueron líderes en sus respectivos grupos eliminatorios. Restan hoy Argentina y Bélgica, los otros dos cabezas de series que salen favoritos para imponerse a Suiza y Estados Unidos, respectivamente.
Si esta lógica logra continuidad, entonces para cuartos de final los de zurda o arriba, Brasil y Francia, serán los triunfadores ante Colombia y Alemania, lo que se repetiría en los casos de Holanda y Argentina sobre Costa Rica y Bélgica.
Disparatada o no esta predicción basada únicamente en la casualidad de los modelos de pareos de la competición, la canarinha se vería las caras con Les Bleus en semifinales, con la ventaja de que el gigante sudamericano estaría de zurda.
La suerte no les sonreiría a los argentinos en su tope con la Naranja Mecánica, que volvería a gozar del privilegio de acceder a la final de la Copa FIFA.
Tanto navegar para volver a morir en la orilla, dirían los holandeses que, otra vez, con el sortilegio de la colocación en la izquierda o arriba en el organigrama, serían subcampeones mientras Brasil celebraría su sexto título universal.
En definitiva no es más que un ejercicio intelectual de causas probables y absurdos, para añadir otro granito a esta locura que es el lindo evento del balompié de Brasil 2014.
Si me preguntan mis candidatos a estas alturas, mejor esperar, aunque sigo creyendo en la fuerza de Alemania, la mística de la Argentina de Messi y el embrujo del Brasil de Neymar.
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