La repostulación debe ser de voto abierto y libre. En consulta popular votar por el si o por el no. El pueblo en las votaciones, es el que tiene que decir si acepta el continuismo o lo rechaza. La democracia es nula, si las acciones no se llevan a cabo con la verificación popular.
Por Manuel Hernández Villeta
Los males dominicanos no han devenido de la reelección, sino de los malos gobiernos. Los doce años del doctor Joaquín Balaguer no se pueden interpretar como de reelecciones democráticas, sino de un ejercicio funesto del poder, donde nunca se le dio al pueblo la oportunidad de elegir libremente su destino.
No fracasa la democracia, sino que con la punta de los fusiles con banderas colorá se impuso una dicta-blanda, un continuismo donde sólo se iba a las votaciones, para llenar formalismo, en medio de abstenciones totales.
Si la reelección debe ser una factibilidad política, tiene que decidirse en una consulta popular. Puede ser un plebiscito, que no es contemplado ahora mismo por las vías constitucionales, o una votación en las cámaras legislativas.
Para modificar la Constitución y permitir la repostulación, únicamente cabe el si o el no. No corresponde a las cámaras legislativas tener esa responsabilidad, sino dar paso a la consulta popular, que determine su factibilidad.
En definitiva, es el pueblo que tiene que elegir a sus gobernantes. Una máxima dice que la voz del pueblo es la voz de Dios, y lo demás sobra. Ahora, una repostulación no es sinónimo de que se dé una reelección.
Llevado a la consulta popular la evaluación de una repostulación puede ser rechazada. Pasó en otras ocasiones, y la democracia se mantuvo firme. Al día de hoy, no se sabe cuáles serán los candidatos presidenciales, aunque si ya hay perfiles de los más populares o los que tienen más rechazo.
En las elecciones narigoneadas por los medios electrónicos y digitales, nunca se sabe el ganador definitivo. Pueden cambiar en cuestión de horas las simpatías de un candidato. Es un mundo estrecho, donde por la vía satelital se inclinan voluntades, y se levantan candidaturas.
Visto al día de hoy, el panorama electoral luce confuso en la República Dominicana. Nadie tiene los pies firmes en la tierra. Se duda en la reelección. Se duda en el retorno. Un frente de opositores carece de fuerzas para levantar alas. El PRD dividido es un timido contrincante, y la convergencia, no pasa de ser un paisaje lejano.
A ver hacia donde se mueve la sombra electoral en los próximos meses.