Las nuevas modificaciones configuradas al Código Procesal Penal son hechas a la carrera. Da la impresión de que se busca figureo, principalías en aprobación en el Congreso Nacional y poca racionalidad.
Por Manuel Hernández Villeta
Ya en fecha muy reciente se hicieron modificaciones totales y profundas a ese Código y la impresión general es que favorece únicamente a los que violan la ley. No lo creo así. Pero es la impresión general.
Las fallas garrafales que se dieron en el viejo código se podrían incurrir ahora en las modificaciones. Se piensa que la delincuencia bajará en el país, porque se apliquen mayores penas a los violadores, y se obvia que ese no es el problema.
La delincuencia crece ambientada en problemas sociales, y hay que ir a su raíz para detenerla y prevenir. Un código modificado no será la diferencia. Todo el que viole la ley, tiene que pagar por ello.Sin embargo, lo que se tiene que fortalecer en el país es la investigación, y no la ampliación de las penas.
En el proceso primario de investigación se cometen ligerezas y fallas. Es debido a poca preparación del personal, ausencia de equipos técnicos, jueces que no cumplen con sus funciones o son acorralados por el llamado delito de opinión pública, y las fallas naturales del sistema. Interrogar golpeando y preguntando.
Nada se gana alargando las penas, cuando los mecanismos dé investigación son inexistentes, y hay desconfianza en la etapa primaria de verificar como se cometió el delito. Los diputados y senadores quieren jugar al crimen de opinión pública, hacerse los graciosos, en momentos en que el crimen aumenta.
La pena de muerte en los Estados Unidos, que es el máximo castigo a aplicar, no logró que se redujeran los márgenes de violaciones a la ley. Inclusive, en muchos estados han abolido la aplicación máxima, por sus compejidades e inexactitudes.
Antes que ampliación de penas, hay que fortelecer a la judicatura nacional. Dar mayor confianza y seguridad a los jueces en el desempeño de su trabajo. Hay que llevar al pueblo la consigna, la idea y la conciencia, de que el crimen no pasará.
Donde quiera que haya hambre, miseria y exclusión social florecerá el crimen, y eso no lo atajará una mayor aplicación carcelaria. Lo ideal sería dejar que los jueces apliquen la ley, y que los legisladores busquen medidas preventivas de como atajar el delito.
Nuevas ligerezas en el Código Penal, que no lo harán un instrumento más eficaz en la lucha contra el delito.