Por Riken Lara.
Los Cacaos, San Cristóbal.- A propósito de las publicaciones en los últimos días en los medios de comunicación donde el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) denunciara sobre la sequía en el país y unos 100 acueductos de la República Dominicana.
Llama mucho la atención como la desesperación por los bajos niveles de agua que presentan las presas y envases producto de las pocas lluvias en el país, el cual afecta a muchos grupos en especial los productores.
Y es que el sector agrícola de la región sur reclaman solución urgente, ya que podrían estar perdiendo millones de pesos de la naturaleza seguir negándoles ese liquido tan vital para la vida.
Lo que también es alarmante, que una gran cantidad de personas en diferentes barrios, tienen el mismo problema, solicitan el preciado líquido.
Se habla de racionalizar el agua mientras barrios de Santo Domingo y San Cristóbal en luchas constantes para que llegue a sus tuberías.
Se habla del "Complejo Hidroeléctrico y Ecológico Doctor Joaquín Balaguer" que comprende las presas Jigüey, aguacate y Valdecia con énfasis en la presa de Jiguey, siendo es el primer aprovechamiento y donde se produce realmente el agua.
Pero que han hecho en estos últimos años para que el agua llegue a las llanuras, se ha pensar que la erosión, la deforestación, y las concientización entre el hombre que trabaja la tierra y el hábitat.
Aun no bastaría solo trabajar de cómo crear conductas de protección ambiental, es ejecutar verdaderos proyectos de forestación con criterio.
El daño ambiental que produce la erosión fruto de la deforestación, se resumiría en responsabilidades que no han sido asumidas y de continuar dando la espalda a los temas ambientales, el futuro del agua es incierto.
Parece que seguiremos acuñando la palabra “Santa Barbara cuando truena” ya que una vez el agua escasea en Santo Domingo y parte de la región sur, será un llamado de la naturaleza a los afectados, que parecen estar en todo, menos en misa.
Es alarmante el nivel de deforestación que existen en nuestra cuenca y queda a la vista cuando encontramos la presa de Aguacate sedimentada, Jiguey en niveles bajos pero no escapa de este mal, y es que los programas que funcionaron en el pasado para conservar el medio ambiente, están en papeles o simplemente fueron suprimidos y ahí encontramos resultados.
Se habla de sequía, pero no se ejecutan proyectos para incentivar la naturaleza a que siga produciendo en sus torres, ese mineral que fortalece la vida humana.
Es muy claro que las poblaciones vulnerables y que son importantes para la cadena donde yacen los afluentes acuífero, que pudiésemos denominar “zonas de producción de agua”, viven entre las montañas, sumergidos en la pobreza, sin ninguna condición, lo que es evidente es estado de aislamiento y la falta de contacto con el conocimiento.
El compromiso social parece desafiar la autoridad, mas pobres y menos recursos, más dinero y menos vida, como la condena es morir entonces parece que se adelantan a los acontecimientos.
Cuidemos nuestro medio ambiente, vamos a regresar parte de lo que nos da.