La distinción de Mejor Jugador del duelo quedó en poder del arquero Sergio "Chiquito" Romero, autor de dos atajadas excepcionales en la ruleta rusa de los penales, sobre los cobros de Ron Peter Vlaar y Wesley Sneijder.
Por Yasiel Cancio Vilar, enviado especial
Río de Janeiro, 9 jul (PL) Argentina es América, la albiceleste sufrió hasta lo indecible para vencer hoy a Holanda en la tanda de penales (4-2), y evitó así que por primera vez en la historia dos equipos de Europa disputaran el partido por la corona en suelo americano.
La distinción de Mejor Jugador del duelo quedó en poder del arquero Sergio "Chiquito" Romero, autor de dos atajadas excepcionales en la ruleta rusa de los penales, sobre los cobros de Ron Peter Vlaar y Wesley Sneijder.
Esta representó la segunda victoria de Argentina en nueve partidos frente a Holanda, la anterior había ocurrido en la gran final de la Copa Mundial de fútbol de 1978, hecho que devino en la primera de las dos coronaciones de la Celeste y Blanca.
El primer tiempo del partido de hoy fue una oda a la cautela y al respeto mutuo, un poema gris, con dos equipos absolutamente similares, dedicados a presionar fuerte en el centro del campo y a esperar, sin suerte, por alguna genialidad de Lionel Messi o Arjen Robben.
Los esquemas de ambos técnicos cumplieron sus respectivos objetivos primarios: que no les marcaran goles, pero quedaron en deuda con el juego ofensivo, o al menos con la búsqueda del gol.
Las torcidas, maravillosas, colmaron las tribunas de la Arena Corinthians de Sao Paulo, aunque claro, con notable mayoría albiceleste, el naranja también se hacía ver, pero en mucha menor cuantía.
En resumen, un primer tiempo signado por la presencia del fútbol táctico, casi imposible de digerir, solo para aquellos filósofos de esa disciplina que dedican sus crónicas a premiar el juego rácano, estratégico y resultadista.
La segunda parte fue más de lo mismo, todo con la misma tesitura, aunque ambas escuadras arriesgaron un poquito más en ataque, sobre todo Holanda que mejoró mucho la posesión del balón y amplió el dominio territorial, con Robben y Sneijder de líderes.
Mientras Argentina aguantaba con buen orden y Messi, errático, andaba por la luna de Valencia, perdido en el bosque de piernas rivales (dónde estás Pibe se preguntaba un narrador argentino de radio 1190 América).
Robben tuvo una ocasión inmejorable para sentenciar el desafío en el minuto 91 del tiempo reglamentario, pero Javier Mascherano, el otro héroe, llegó in extremis, cortó el disparo con la vida, y evitó la eliminación de Argentina.
Así arribó el duelo a la prórroga, una buena noticia para Argentina, que, en copas mundiales, nunca había perdido en esas instancias (de siete partidos había ganado tres en tiempo extra, sin permitir goles, y los otros cuatro había llegado a penales).
Hasta ahí Robben aventajó a Messi en el enfrentamiento individual de cracks, aunque bueno, hasta el picapiedras Enzo Pérez superaba en rendimiento al genio argentino.
Ni Robben ni Messi, el partido estaba destinado a llegar a los penales. Sin duda. Los argentinos tuvieron dos ocasiones clarísimas para definir el choque en la prórroga, pero primero Rodrigo Palacios, de cabeza, y luego Maxi Rodríguez fallaron sus intentos.
Así, con empate 0-0 en el pizarrón, se llegó a la lotería de los penales, o mejor, el tiempo de Romero, quien llenará las portadas de todos los diarios y sitios digitales.
Argentina siguió adelante en el Mundial y se citó con Alemania en la gran final, una reedición de los partidos por el título de las citas de 1986 y 1990 (en la primera ocasión ganaron los suramericanos y luego la Mannschaft).
Holanda, por su parte, jugó mejor que nunca en este Mundial pero perdió igual que siempre, algo habitual para ese país en la historia de estos torneos.
Si los tulipanes hubieran eliminado hoy a los argentinos, inevitablemente el continente europeo se hubiera ganado el derecho de alzar su primer trofeo de monarca en suelo americano, ahora solo cuenta con el 50 por ciento de las opciones.
La final Argentina-Alemania se disputará el próximo domingo 13 en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro, el escenario ideal para un partido tan especial.
Los argentinos esperan por Messi, Alemania parte de favorita, mucho más tras la soberana paliza 7-1 que le endozaron ayer a Brasil, pentacampeón mundial.