Por Antonio Saugar Benito
La mentira y el engaño se encuentran en la vida cotidiana de cualquiera de nosotros, ya sea porque practiquemos la mentira, ya sea porque la suframos. Pero, ¿quién miente?
No todo el mundo miente, pero puede mentir cualquiera. Desde la mentirijilla a la mentira piadosa, las situaciones en las que se miente son muy variadas, normalmente para lograr un beneficio, poder, trabajo o un nivel social más alto.
Las redes sociales, se han convertido en un escenario en el que la mentira tiene gran protagonismo. Tanto es así, que las empresas indagan en ellas para saber si alguien al que van a contratar miente en su currículum tanto en temas laborales como personales, o para detectar perfiles falsos que el candidato al empleo les haya facilitado.
Hay personas que utilizan las redes sociales para crearse unos perfiles casi idílicos, llenos de datos muy positivos, con el ánimo de caer más simpáticas, contar con más amigos y seguidores o ligar más. Pero también ocurre que las redes sociales se convierten en descubridoras de mentirosos. Por eso las empresas rastrean en ellas para saber más de la vida privada de la persona a contratar.
En las redes sociales se publica cualquier cosa y, por ejemplo, alguien que en una entrevista de trabajo ha dicho que no prueba el alcohol, tiene colgadas en su red social fotos estando de copas con sus amigos. Esta mentira descubierta en la red puede llevar a una empresa a no contratar al aspirante. “Si miente en esto, ¿en qué más puede mentir?”, pueden pensar en la empresa.
Otra mentira relacionada con el terreno laboral son los idiomas. Son muchos los que en su currículum vitae presumen de un nivel bueno en un determinado idioma, pero suelen ser descubiertos en las primeras fases de selección. Pero no es el único dato en el que se miente a la hora de buscar trabajo.
Un buen número de españoles reconoce que “maquilla” sus currículos profesionales. Además de no ser sinceros en las entrevistas de trabajo, en las que suelen “engordar” los salarios de sus empleos anteriores y ocultando datos negativo de su experiencia laboral. Aumentar las responsabilidades de trabajos anteriores, exagerar experiencias, mencionar un nivel de idiomas que no se tiene o dar un domicilio falso son algunas de las mentiras más frecuentes a la hora de buscar un trabajo. Aunque la empresa valora mucho que el candidato tenga experiencia, la honestidad también se suele tener en cuenta.
Entre las mentiras más utilizadas en las redes sociales están la utilización de una foto antigua para el perfil, con el objetivo de parecer más joven, no usar fotos en las que no se sale favorecido, o retocar aquellas que se consideran interesantes para mostrar en el perfil.
Tratar de aparentar ser más cultos o lleva a muchas personas a comentar artículos de periódicos o revistas que ni siquiera han leído. Algo parecido ocurre con los gustos o aficiones, que se cambian para que coincidan con las del grupo al que se quiere pertenecer o para ser más popular.
Cada vez son más habituales los denominados “vídeos virales” que aparecen en Internet. De pronto, un personaje, famosos o no, protagoniza un vídeo en una situación extraña, cómica, comprometida, provocadora… Las imágenes se mueven por las redes sociales, llegan a los medios de comunicación, que convierten el vídeo en noticia. Pero luego se descubre que todo corresponde a un anuncio de una determinada marca, del nuevo disco del cantante o grupo de turno, de una película o a una campaña publicitaria.
Habría que preguntarse si estos “virales” son mentira o no, si engañan al público que ve una determinada escena que luego no resulta ser lo que, en principio, parecía. Especialmente cuando se convierten en noticias en los medios, que caen en la trampa y dedican varios de sus codiciados minutos de los informativos a una cosa que no es cierta.
La mentira es un elemento más de la sociedad. Parejas que se mienten, alumnos que mienten a sus profesores, hijos que mienten a sus padres, empleados a sus jefes (y a la inversa)… No es que vivamos en la mentira, pero quizá esté excesivamente presente en nuestras vidas. No todo es mentira. Si así fuera, la convivencia sería imposible. Vivir en la verdad nos llevará a una sociedad mucho mejor.
Antonio Saugar Benito
Periodista