Por Cándida Figuereo
El mundo se detuvo brevemente para ver "con sus propios ojos" el desenlace de una competición que hizo olvidar las mezquindades, el usufructo sin límites, las tantas realizaciones positivas pendientes en muchos gobiernos y.. ¿por qué no? también de la endémica chikunguya para unirse a Argentina unos y a Alemania otros.
Para las latitudes latinoamericanas, probablemente lo propio era empujar mentalmente para que Leo Messi y todo el equipo que integraba produjeran el gol de la victoria Argentina, pero el gol de Mario Götze se fue alante y allí se quedó hasta excitar a sus seguidores en Maracaná de Río de Janeiro y a quienes lo vieron a nivel mundial.
Ese toque de queda para ver el mundial de Brasil deja muchas lecciones de vida: la gente se olvidó del mundanal ruido propio de múltiples situación que ameritan atención, de que el agua está escasa por la imparable degradación del medio ambiente y que en la madrugada del día 13 se vería una súper luna al llegar al punto más cercano en su recorrido por la tierra. ¡Vaya usted a ver!
Mientras veía el juego en la pantalla chica decía mentalmente, Papá Dios recuerdas que Francisco en argentino, en obvio interés en que ganara esta nación suramericana de la que es oriundo el Papa.
Es posible, empero, que Papá Dios considerara que el anterior Papa Benedicto XV1 debía recibir este gozo para no alterar la agenda de los quehaceres del papa Francisco. Nada, otra vez será
Este 1-0 en tiempo extra de a favor de Alemania debe servir para unificar a las naciones, para jugar más a favor de la equidad, para entender que las guerras no tienen sentido porque solo sirven para aniquilar seres humanos que usualmente son los que menos tienen que ver con los entuertos.
Y son buenos los juegos para comprender que después de la ganancia o la pérdida de los grupos enfrentados, lo que debe prevalecer e la armonía, el abrazo. Los golpes en esos enfrentamientos saben a besos cuando se gana. La pérdida puede ser amarga. Reconforma la esperanza de que otra vez será, como habría dicho el exitoso cantante argentino Leonardo Favio.