El gobierno del Partido de la Liberación Dominicano confía en que tanto el Partido Revolucionario Mayoritario y la Convergencia se autodestruyan o nazcan debilitadas por las aspiraciones personales y grupales.
Un dirigente del PLD me dijo, en medio de una conversación, que “el partido no ha nacido y ya la gente de Hipólito y Abinader se están matando en todas partes”.
-Los dos grupos terminaran desgarrándose porque los de Hipólito no permitirán que Luís sea el candidato y los de Luís no aceptaran que lo sea Hipólito- enfatizó.
No tengo dudas de que Hipólito buscará la nominación presidencial por el PRM y la Convergencia, a lo que tiene derecho. De hecho pienso que el ex presidente es la figura más relevante del nuevo partido y de los demás partidos y movimientos que procuran crear un gran bloque político con miras a las elecciones del 2016.
Luís Abinader ya es una realidad política-electoral dentro y fuera del PRM. Se ha ganado un lugar a fuerza de trabajo día y noche con el respaldo casi entusiasta del propio Hipólito que lo ha cobijado.
Hipólito y Luís se han mantenido unidos, por lazos personales y políticos durante muchos años. Ambos han empujado en la misma dirección recorriendo el país, como lo hemos visto, haciéndole oposición al gobierno y promoviendo la creación del PRM y la Convergencia para echar del poder al PLD y sus aliados entre los que se encuentra Miguel Vargas.
La única diferencia de importancia, por lo menos a la vista, entre Hipólito y Luís, es la candidatura presidencial. Los dos quieren ser presidente de la República. Pero solo uno puede serlo, por lo menos en el 16. Abinader tiene una ventaja sobre Hipólito: Tiempo. Puede esperar, Hipólito no.
Sería una estupidez pelarse y dividirse por la candidatura presidencial. El país debe estar por encima de las ambiciones o aspiraciones tanto de Luís como de Hipólito. Para mí lo más importante no es quién o quiénes serán los candidatos. Lo importante es, primero, la unidad, luego el programa de gobierno que explique para qué el poder.
El compromiso de producir los cambios que amerita la sociedad dominicana, es lo fundamental. El presidente, sea Hipólito, Luís o Fidel, del Frente Amplio, tiene que ser un instrumento, catalizador o propulsor de esos cambios, terminando con el presidencialismo que tanto daño le ha hecho a la nación.
Tanto Hipólito como Luís han demostrado ser auténticos demócratas. Lo más lógico es que ambos, promuevan una convención armoniosa, transparente, democrática, donde la gente pueda votar libremente por el candidato de su predilección. Y, como suele decir Hipólito, “el que ganó, ganó”. Y a trabajar todos unidos por la misma causa.
Alguien me dirá que se oye bonito, que es poesía. Pero pienso que tanto Hipólito como Luís y los demás líderes del PRM han alcanzado la madures suficiente para actuar inteligente y democráticamente. Que las bases decidan, que sean ellas las que tengan el poder, no el paternalismo ni el clientelismo, y mucho menos la represión o el soborno, como hace Miguel Vargas y sus socios del PLD.
Aspiro a que las candidaturas no dividan al PRM ni a la Convergencia.
Aspiro a que la unidad, el sentido común y el amor por el país primen tanto en el PRM como en la Convergencia.
Aspiro a que el PRM y la Convergencia le devuelvan a la gente el poder de cambio y de transformación revolucionaria.
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