Fue una gran competencia deportiva, llena de colorido, entrega y un éxito para el pueblo y autoridades de Brasil, pese a los pronósticos adversos de una parte de las estructuras mediáticas occidentales que apostaban a que la Vigésima Copa Mundial de Fútbol sería un fracaso. Afortunadamente, no sucedió así y América Latina demostró una vez más que tiene la inteligencia, tenacidad y capacidad para afrontar compromisos de dimensión mundial.
Todos sabemos que el conjunto brasileño fue un fracaso, quedando esta vez en la cuarta posición entre los que se disputaron la copa. Alemania obtuvo brillantemente la corona, seguida de Argentina; otra nación latinoamericana que exhibió calidad, valor y entrega de sus jugadores.
Entonces podría comprenderse la actitud que asumieron fanáticos del equipo de Brasil quienes al verse derrotados en el histórico partido en que Alemania aplastó siete goles a uno a los suramericanos, salieron a las calles y en actitud de ira quemaron autobuses y lanzaron objetos a las vías públicas.
Algo similar sucedió en Buenos Aires, capital de Argentina, donde los hinchas expresaron su desánimo por la derrota frente a los alemanes en el partido final del Mundial en el Maracaná, el pasado domingo, con anotación de un gol a cero.
Pero aún así, para los brasileños debe ser motivo de orgullo la realización de este evento que atrajo la atención mundial durante un mes.
Días previos a iniciar la Copa de Fútbol diversos medios informativos de Estados Unidos y Europa pronosticaban prácticamente un caos en Brasil y hasta advertían a sus conciudadanos sobre el peligro de estar allí.
No obstante, no se ha reportado ningún hecho violento que pusiera en peligro a los millones de turistas de distintas naciones del planeta que acudieron a las doce ciudades brasileñas donde se efectuaron los partidos del calendario de la Vigésima Copa Mundial de Fútbol, Brasil 2014.
Diego Armando Maradona dijo en el programa”De Zurda”, que produjo junto al periodista deportivo Víctor Hugo Morales por Telesur, desde Rio de Janeiro, que aficionados al fútbol de Dubai se abstuvieron de visitar Brasil por las noticias negativas que escucharon días anteriores a la inauguración.
Aunque hubo protestas de los grupos que se oponían a la realización del evento, afortunadamente las autoridades de Brasil tuvieron el control absoluto de las mismas sin que afectara su programación.
Todos los estadios permanecieron abarrotados de públicos en cada una de las presentaciones de los 32 equipos que actuaron en el clásico que organiza la FIFA cada cuatro años, y cuya próxima sede es Rusia.
Las impresiones de los visitantes extranjeros entrevistados por los periodistas deportivos que cubrieron la celebración de esta histórica Copa Mundial de Fútbol, fue de elogios hacia su organización y culminación.
Y en sus rostros exhibían la alegría de estar en un país que los acogió con fervor futbolístico y un gran calor humano.
Notable Triunfo
Perdió el equipo, pero ganó la sociedad brasileña y toda Latinoamérica, que una vez más demostró que somos inteligentes y capaces para montar y organizar un compromiso deportivo de escala mundial.
Personalmente siento gran satisfacción del éxito alcanzado por Brasil, nación suramericana donde realicé estudios de maestría y he visitado en cuatro ocasiones en actividades profesionales.
Los brasileños fueron buenos anfitriones de los que asistieron a presenciar y disfrutar de la Copa Mundial de Fútbol, a tal punto que abrieron las puertas de las ciudades, incluyendo ese espacio social marginado popularmente conocido como “Las Favelas”, donde los turistas hicieron fotos, videos y recorrieron sus estrechas y pintorescas calles.
Ahora, los brasileños tienen que mirar hacia el otro gran compromiso mundial que serán los Juegos Olímpicos del 2016, en la maravillosa y acogedora ciudad de Rio de Janeiro.
Será otra gran cita y un nuevo éxito para nuestra hermosa América Latina.