El pasado domingo 20 de julio la República Dominicana nuevamente se ve envuelta en uno de los episodios mas bochornosos y penosos de la historia política del país, teniendo como protagonista principal al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que por años fue en el gusto popular uno de los partidos políticos mas seguidos.
Evidentemente el descaro y el cinismo fueron parte de la trama, se pudo ver a un Miguel Vargas feliz y complacido por tan exitosa hazaña, pero también se pudo percibir los problemas de salud que le aquejan, claramente su lapsos de amnesia selectiva son en gran medida su arma política predilecta, y sin afanes ni apuros la utilizó durante los comicios, en los que sin una pizca de trances confronto de manera violenta a su contrincante de urnas, Guido Gómez Mazara.
pero su desespero por ganar lo forzaron, además atentar contra la prensa dominicana, que se vio manchada por la desfachatez de un político hambriento y apurado por ganar, muchos periodistas fueron confrontados de forma violenta en el pleno ejercicio de sus deberes, al parecer los perredeístas temían que saliera a la luz su fechorías mal intencionadas y la manipulación constante que existían en los diferentes espacios habilitados para ejercer un derecho que por ley le corresponde a quien lo ejerce.
Es una pena que el pueblo dominicano siga envuelto en la maraña engañosa e hipócrita de los políticos, que no sacian su sed de poder y que hacen lo que sea para llegar a el, el pasado 20 de julio del mes en curso las familias dominicanas fueron testigos oculares de la fatídica novela sin sabor que orquestaron dirigentes perredeístas, tuvieron la oportunidad de conocer la verdadera cara que define aquel partido que fundara con mucho ahínco el profesor Juan Bosh y que luego representará Dr. Peña Gómez, cuanta tristeza debe emerger de esas tumbas, al ver convertido en nada un partido que por muchos años gozaba del gusto popular, y que hoy solo es un símbolo representativo de la vergüenza.
Cuanta negligencia, corrupción y violación a la herencia democrática que recibimos de nuestros fundadores. Es una pena ser testigos de tantas escenas deprimentes carentes del uso sensato de nuestras libertades.
Ese domingo no solo vimos un PRD hundido en su miseria política, vimos además la muerte impune de la democracia dominicana, de las libertades sociales y sobre todo el nacimiento continuo de la violación a los derechos humanos y la prensa.
Sin duda los destinos de nuestro país se encarrillan al desasosiego y las penumbras que envuelven una bola de mentiras, acoso, atropellos y malos tratos, el PRD es una expresión clara y visible de la distorsionada sociedad de la que formamos parte.