Leonel Fernández afirma en artículo periodístico que pese superarse guerra fría, subyacen viejos conflictos entre países
El derribo del avión comercial de pasajeros de Malasia constituyó una tragedia humana desgarradora, que estremeció la opinión pública mundial, y que obligará a la realización de investigaciones exhaustivas que permitan establecer responsabilidades.
La afirmación es del presidente del Partido de la Liberación Dominicana, Leonel Fernández, quién reflexiona este día sobre el papel de Rusia y Ucrania en la política mundial en su Observatorio Global, publicado quincenalmente en el Listín Diario.
“Pero el hecho del derribo del avión lo que pone de manifiesto es la nueva etapa en la que ha entrado a funcionar la política internacional, la cual se creía, por numerosos expertos, exenta de conflictos al término de la Guerra Fría”, explica Fernández en su artículo “Rusia y Ucrania en la política mundial”, reseñado por la Secretaría de Comunicaciones del PLD.
El expresidente de la República entiende que si bien es cierto que desde el fin de la Guerra Fría se ha estado trabajando en la construcción de un nuevo orden mundial liberal, con una agenda más orientada hacia los temas del desarrollo sostenible, el cambio climático, la no proliferación de armas nucleares, la promoción de la democracia y el respeto de los derechos humanos, no es menos cierto que los conflictos militares por disputas territoriales, control de fronteras, controversias religiosas y divergencias étnicas, no han desaparecido.
“De hecho, a pesar del fin del mundo bipolar, de las rivalidades entre las dos grandes superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, los viejos conflictos, por ejemplo, entre Israel y Palestina; Taiwán y China; las dos Coreas; y Turquía, Armenia y Kurdistán, nunca han cesado”, expresa el también presidente de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo (FUNGLODE).
Explica que lo surgido ahora entre la Federación Rusa y Ucrania es el resultado de la búsqueda de un nuevo posicionamiento de carácter geopolítico, en el que al mismo tiempo que Rusia procura defender sus fronteras, intenta crear las bases para su consolidación como potencia emergente en el ámbito internacional.
“Esa búsqueda por parte de Rusia hay que interpretarla en el contexto de que al producirse la caída de los antiguos Estados socialistas de Europa del Este, éstos, en el tiempo, no sólo pasaron a formar parte del mundo occidental al integrarse en la Unión Europea, sino que, además, desde el punto de vista estratégico militar, de su antigua condición de miembros del Pacto de Varsovia, pasaron a formar parte de la estructura de sus antiguos rivales: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”, agrega.
Leonel Fernández considera que lo que ha venido ocurriendo entre Rusia y Ucrania no constituye un episodio aislado, sino más bien que forma parte de una política orientada, desde el punto de vista defensivo, a la protección de fronteras; y desde el ángulo ofensivo, al fortalecimiento territorial para futuros proyectos de expansión en lo que Vladimir Putin ha definido como la Unión Económica de Eurasia.
En ese sentido, refirió que rápidamente Moscú negoció un acuerdo de suministro de energía con China por valor de 400 mil millones de dólares en diez años, a principios del mes de julio, Putin emprende una gira por América Latina, tradicionalmente considerada como esfera de influencia de los Estados Unidos, y ese hecho, naturalmente, tiene que ser analizado como parte de un juego simbólico de exhibición de poder y los acuerdos comerciales con Cuba, a la cual le condonó un 90 por ciento de la deuda contraída, entre otras.