El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se funda en el exilio en la postrimería de la tercera década del siglo pasado para impulsar un movimiento político militar que pusiera fin a la dictadura de Trujillo.
El PRD fue fundado por pro hombres que lo unía el ideal sublime de restaurar la democracia e impulsar un régimen fundamentado en la justicia social y la libertad. Ciudadanos de diferentes clases sociales y la elite intelectual del exilio, conformaron el pelotón de dignidad y resistencia a los rigores de una dictadura despiadada.
Esta fue la esencia primaria de los fundadores del PRD.
En cierta ocasión siendo síndico de Santiago, Don Virgilio Mainardy Reina, nos dijo a un grupo de jóvenes profesionales del PRD, que en el exilio ellos dormían con el reloj en una mano y el rosario en la otra, le pregunté el porqué, y respondió esperando la hora de regresar a poner fin al tirano, y rezando para no morir antes de ver a la República Dominicana libre y soberana, hizo una ligera pausa, y concluyó diciendo, ese fue nuestro compromiso y apostolado, el de ustedes será auspiciar que el PRD, siga siendo vanguardia y modelo como partido democrático en República Dominicana. Esas expresiones confieso me impactaron profundamente.
Es necesario precisar que entre los intelectuales que le dieron contenido ideológico al proyecto estaban el Dr. Juan Isidro Grullón, Prof. Juan Bosch y otros, deseó remembrar estas palabras casi proféticas del Juan Isidro Grullón, que fue el primer Secretario General, dijo: "Ha nacido en la Habana Cuba, más que un partido político, un instrumento para la restauración de la democracia y conducir la república por los senderos de la redención y prosperidad de las grandes mayorías, pero debemos advertir que todo se iría de bruces, si cuando el partido cuando esté anclado en tierra firme, permitimos que mueran sus ideales primigenios, porque los sátrapas no sólo están en los gobiernos nefastos, sino, advierto, que la historia enseña que se han enquistado en los movimientos puros y buenos, estos se llaman contrarrevolucionarios".
Puede hablarse del fin de una época cuando sus grandes ideales se han agotado, sentencia, Arthur Miller, si este axioma se aplica al PRD, y se hace una exégesis de la pésima gerencia política que hizo de un partido con dos millones y pico de militantes, a un partido que no llega a trescientas mil almas, entonces, con infinita pena tenemos que admitir que en las manos de Miguel Vargas, se desintegró el más grande de los partidos dominicanos.
La actual crisis del PRD arrastra el sistema de partidos, y hace naufragar el partidismo dominicano en el descrédito, perdida de relevancia y fragmentación de la credibilidad del mercado político que está carente de las garantías necesarias, ya que las instituciones garantes del arbitraje perdieron la solvencia y credibilidad en esta debacle, hablo del Tribunal Superior Electoral y una Junta Central Electoral "unipolar".
En esta realidad social se ha destruido esa viejas máquina política, que fue el motor propulsor hace algo de medio siglo de la restauración del partidismo e inicio de la primera ola democrática en la República Dominicana, y que el líder de líderes Dr, Peña Gómez proclamaba con orgullo que era la locomotora de la política dominicana.
El PRD ha pasado de la ilustración se sus fundadores a la villanía de la última convención; de ser la vanguardia emblemática y revolucionaria de la sociedad dominicana a ser un antro de contubernios con los enemigos del pueblo.
Nos permitimos recordar que de la Revolución Francesa y de las guerras independentistas el General Santana, y desde las entrañas del PRD sus verdugos y sepultureros en el año 2014. Hemos asistido al final de una era de grandeza partidaria.
Pero como ha historia no tiene final, cuando termina un ciclo en la era de la humanidad, se inicia una nueva era en la existencia de los pueblos, esper-amos que desde las entrañas de la sociedad dominicana nazca un movimiento político de redención nacional.