SANTIAGO.- La Pastoral Penitenciaria que funciona en el Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey, admitió que fue imprudente la celebración en la Catedral de aquí de una boda entre un recluso que mató a su esposa embarazada y una mujer que recién cumplió cinco años de condena por narcotráfico.
La admisión se produce como consecuencia de la reacción de la sociedad santiaguera tras conocer, a través de una publicación hecha por este digital el pasado domingo, de las nupcias de Miguel Vladimir Morán con la joven Yáscara Vargas, la mañana del jueves último.
Morán purga una condena de 13 años en Rafey-Hombres, por haber dispuesto de la vida de su esposa Candy Fior Filpo Espinal, de 27 años y quien estaba embarazada, hecho ocurrido en el 2009 en la carretera que conduce a la comunidad Don Pedro, de esta ciudad.
En las declaraciones escritas, avaladas por la arquidiócesis de Santiago de los Caballeros, la Pastoral Penitenciaria conformó lo publicado por este medio de que, aunque el arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio tenía conocimiento de que dicha boda se celebraría en la Catedral, ignoraba las condiciones por las que Morán se encuentra interno en el mencionado reclusorio.
A continuación el texto dado a conocer la tarde de ayer por la Pastoral Penitenciaria del Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey:
“En atención al llamado realizado por nuestro Señor Jesucristo de atender a los que sufren; y dentro de este grupo en forma especial a los que están encarcelados (Cf Mt 25, 34b. 36b), la Iglesia asume y continúa esta gran obra de amor hacia estos hermanos. La Pastoral Penitenciaria es la acción de la Iglesia a favor de los reclusos ( Cfr. I Concilio Plenario Dominicano 1329).
El trabajo espiritual llevado a cabo en medio de estos hombres y mujeres internos en estos centros penitenciarios ha logrado formar en los mismos una viviente comunidad cristiana de hermanos, unidos en torno al mensaje de amor de nuestro Señor Jesucristo.
Este trabajo lo seguiremos haciendo, porque de esta forma hacemos realidad lo que nos pide el Señor, y lo hacemos con entusiasmo porque los internos/as son los más necesitados de nuestro apoyo.
Lamentamos que en esta misión hay acciones que haciéndolas de buena voluntad pueden enviar un mensaje contrario al objetivo que perseguimos, como fue el caso de la boda celebrada en la Catedral Santiago Apóstol entre el interno Miguel Vladimir Morán y la señora Yáscara Vargas.
Todo hombre y mujer tienen derecho de contraer matrimonio de forma sacramental si han mostrado, como los internos de Rafey, el debido arrepentimiento de una conducta anterior y se comprometen a vivir según las enseñanzas del Evangelio.
Pero en el caso de la boda mencionada debimos, como Pastoral Penitenciaria, haber sido más prudentes tomando en cuenta las razones por las cuales Miguel Vladimir Morán está privado de su libertad y haber informado al Arzobispo de la condición de este interno. También nos servirá de aprendizaje para no repetirlo en el futuro.
Esperamos que este hecho, el cual ha sido comentado por la opinión pública, sirva para que muchas personas se acerquen al Centro de Corrección y Rehabilitación de Rafey, y puedan constatar la hermosa obra que se viene desarrollando allí en favor de la población carcelaria que ve pasar sus días en este centro con una nueva visión de futuro.
Muchos han vuelto a recobrar su dignidad de ser humano y han encontrado un nuevo rumbo a sus vidas, y con su nueva conducta asegurarán una reinserción en la sociedad basada en el respeto y una cultura de paz”.