New York- La incidencia de ataques cardíacos por contaminación ambiental ha aumentado en un 10% en las naciones desarrolladas que monitorizan la relación del número de ataques cardíacos y de contaminación del aire. Los contaminantes más importantes y peligrosos son lamentablemente emitidos por la combustión de la gasolina y peor aún por la combustión del gasoil o diésel.
Por Dr. Eliscer Guzmán
El benceno, químico liberado por la combustión de la gasolina que usamos como combustible en nuestros vehículos, es uno de los contaminantes más dañinos desde el punto de vista de enfermedad coronaria. Pero las partículas liberadas por el gasoil son aún más peligrosas.
En nuestros países pobres, donde el consumo de gasoil es extraordinariamente común dado el costo más barato del diésel, el peligro de contaminación ambiental y como resultado el riesgo de sufrir un ataque cardíaco es sustancial.
Imaginémonos en nuestro bello malecón, tratando de disfrutar de la belleza indescriptible del mal Caribe, que es por donde tantos camiones circulan, o en el medio de un tapón en la avenida Duarte o porque no, en los miles de lugares en nuestra ciudades donde el manejar se ha convertido en una proeza de héroes. De seguro que vamos a ser parte de las estadísticas.
No solamente tenemos que sobrevivir el tráfico endemoniado e infernal de nuestras ciudades y pueblos, pero también recibir los gases contaminados que silenciosamente afectan y lesionan nuestras arterias coronarias. Un pedido humilde y quizás una petición utópica: Señores políticos, por favor dediquemos un poquito de nuestros recursos a sanear y a mejorar la calidad del aire que respiramos en nuestro amado país.
No solo nosotros, sino nuestros hijos y seres queridos le estarán eternamente agradecidos.