Nelson Encarnación
Aun cuando se trata de la formación política mejor conducida, es natural y lógico que en el Partido de la Liberación Dominicana se nucleen grupos o corrientes que pauten su dinamismo interno, pero sin llegar a la enfermedad propio del grupismo.
Desde que en el PLD se definieron dos corrientes bien identificadas, el equilibrio tiene que ser norma interior para propiciar lo que es ya un récord electoral en la República Dominicana, como ha sido el triunfo en cinco procesos seguidos.
Si bien en la organización oficialista no se puede hablar de tendencias, pues las corrientes internas luchan por los mismos objetivos y en cada momento trabajan unidas para conseguirlos, tampoco se puede negar la existencia de intereses particulares que se expresan sin poner en peligro el objetivo mayor: ganar las elecciones.
Dicho lo anterior, no se puede negar que uno de los escenarios donde se expresan las corrientes, en el Congreso Nacional, el cual se aboca a renovar sus directivas este próximo 16 de agosto.
Visto el cuadro actual, la mejor forma de manifestar el equilibrio es escoger al senador Julio César Valentín para presidente de la Cámara Alta, y al diputado Radhamés Camacho para presidir la Cámara Baja.
Son dos dirigentes de una trayectoria política bien asentada, ambos fogueados, no paracaídas de ocasión que se valen del laborantismo mediático y, en cierta medida, del lambonismo proverbial de algunos, para proyectar un supuesto liderazgo que generalmente se asienta sobre la arena movediza del presupuesto público.
Dado que a ambos se les vincula internamente con una y otra de las principales corrientes del peledeísmo, su selección le daría cuerpo al balance aconsejable en procura de fortalecer una organización política que depende mucho del equilibrio para futuras batallas mayores.
En este caso, la destreza dirigencial del presidente Danilo Medina y del ex presidente Leonel Fernández es la garantía de que, a la hora de definir el mejor rumbo del PLD en la conducción de las Cámaras Legislativas, se hará lo que mejor convenga.
En conclusión: Valentín y Camacho representan ese equilibrio mejor que todos los demás.