Por Cándida Figuereo
Parece una nimiedad, pero no lo es para aquellos con el bolsillo limitado que se ven imposibilitados de adquirir artículos cuyos precios a nivel local son exagerados para los desfavorecidos de pequeños goces como es el caso de la mayoría de la población.
Presidente Danilo Medina, se trata de la mayoría de la población porque como están las cosas desde hace bastante tiempo el segmento poblacional ahora se divide en el grupito de los ricos y el grupote de los pobres.
Puedes dar por sentado, señor Presidente, que si la situación se ha atenuado un poco es gracias a su esfuerzo en volver la vista hacia el campo para producir y beneficiar a hombres y mujeres que estaban atados de manos por falta de financiación y otras áreas que reciben respaldo.
Una buena parte de la población económicamente limitada tenía cierto respiro con las compras vía Internet por un monto de US$200.00, por lo que el anunciado gravamen debe dejarse sin efecto.
Lo que se espera en este caso, señor Presidente, es que David nueva vez le gane Goliat. Solo con su potestad esto se puede revertir para que la historia quede bien contada a favor de los económicamente más vulnerables.
La compra por Internet, señor Presidente, ha facilitado que jóvenes de escasos recursos adquieran computadoras y otras mercancías que aquí resultan inaccesibles a sus bolsillos, así como a padres y madres que hacen pequeñas adquisiciones para sus hijos.
Puede parecer trivial, señor Presidente, pero la competitividad del momento pone en jaque a no pocos padres que de otro modo no pueden satisfacer requerimientos necesarios para ellos y para sus vástagos.
Quien ha estado en la pobreza, aunque haya subido un peldaño, sabe los apremios que se viven en silencio. Presidente, por favor, resuélvalo. No se deje aguar el sancocho y déle para atrás a esa disposición maquiavélica de un grupito. Recuerde que, al momento, los pobres solo cuentan con la ayuda de Dios y la suya.