SANTIAGO.- Sin proponérselo, las librerías en esta ciudad se han convertido en lo que se ha denominado “las casas del terror”, debido a los altos precios de los útiles escolares, tanto nuevos como usados, situación que preocupa a los propietarios de esos negocios, porque generan pocas ventas.
No importa si la utilería requerida por los padres de los estudiantes sea nueva o, como popularmente se conoce como de “medio uso”. Por igual sus costos se han tornado tan prohibitivos para ellos, que ni se aventuran a visitar las librerías.
La preocupación de los dueños de esos establecimientos estriba en que, creyendo que las ventas de útiles escolares serian fluidas, asumieron compromisos con suplidores por muchos millones de pesos.
Pero en la práctica han comprobado que la cantidad de potenciales clientes se ha reducido en esta oportunidad y que, muchos de los que visitan las librerías, se marchan comprando pocos útiles, en vista de que fueron con cantidades de dineros que apenas les permitieron adquirir algunos libros, por los altos precios.
De ahí que la señora Eva María Quiroz, encargada de compras de la librería Reynoso, una de las tres librerías localizadas en la calle San Luís, de esta ciudad y que venden útiles nuevos y usados, considere que esos negocios se han convertido en la nueva versión de las casas del terror.
Al lado de la Reynoso funcionan las librerías Espartaco y La Económica, donde también las ventas se han reducido de manera considerable, en comparación a años anteriores.
La librería Reynoso (antes conocida como librería Ureña) lleva 43 años funcionando en el mismo lugar, 23 de los cuales Eva María ha trabajado allí, tiempo que le permite conocer a fondo los vaivenes de la compra y venta de libros nuevos y usados.
Como una manera de ser lo suficientemente gráfica de la crisis que abate a lo que ella denomina “las nuevas casas del terror”, dijo que la presencia de los clientes en estos momentos, a pocos días de iniciarse el año escolar, es parecida a la afluencia que se produce en enero, es decir, prácticamente insignificante.
Indicó que para estos tiempos en épocas anteriores era tanta la gente que veía a comprar que las filas terminaban en la calle, pero que ahora los empleados se pasan largo tiempo esperando que llegue algún cliente.
“Y lo peor de todo es que, de las pocas personas que visitan estos negocios, una minoría puede llevarse los útiles escolares que les indican a sus hijos en los colegios”, precisó.
Por eso a Eva María consideró que son pura palabrería del Gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, de que en el primer semestre de este año la economía nacional experimentó un crecimiento por el orden del 5 por ciento.
A la dificultad económica de los padres para adquirir los útiles escolares, la encargada de ventas de la librería Reynoso suma el hecho de que se están produciendo cambios en las series de libros que solo tienen un año en el mercado, pero que en el 2013 se garantizó que tendrían vigencia de tres años.
Puso como ejemplo la serie Innova, que fueron puestos en el mercado el pasado año para los alumnos del primero al tercer año de la primaria, pero que ya la cambiaron, por lo que ahora los padres no pueden venderlos como usados.
Eva María dijo que otro hecho que limita considerablemente la economía de los interesados en comprar libros está el hecho de que en los colegios se están pidiendo libros que no se justifican.
Aseguró que ha observado que a niños del primero de la primaria les han solicitado hasta 10 libros diferentes “incluyendo uno de inglés, cuando ellos siquiera saben hablar y muchos leer y escribir”.