Por Nelson Encarnación.
Descartar a priori a un político que ha obtenido tres victorias y contribuido de alguna manera con igual cantidad de triunfos electorales de su partido, no parece ser la mejor apuesta.
En el ámbito de la Repúblico Dominicana no son muchos los dirigentes o lideres políticos que pueden exhibir semejante estandarte, por lo cual su gravitación ha marcado-y marca-el curso de los acontecimientos electorales.
Si nos remontamos al pasado siglo veinte y lo que va del presente, solo tres individuos sobresalen con más de tres victorias electorales: el dictador Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández.
Y de ellos, al doctor Fernández sería bueno segregarlo, en razón de la naturaleza esencialmente democrática de sus triunfos, no así el caso de Trujillo, y, en menor medida, el de Balaguer.
El presidente Fernández sobresale, inclusive, por arriba de Balaguer, por cuanto es el único de los multivictoriosos que no ha perdido uno solo de los procesos electorales a los cuales ha concurrido, tomando en cuenta que el líder del Partido Reformista Social Cristiano mordió el polvo de la derrota en dos ocasiones.
Por cuanto, que un demócrata como Leonel tenga tal hoja política es como para que en cualquier circunstancia se le tenga en cuenta como un potencial triunfador.
En consecuencia, el líder del Partido de la Liberación Dominicana pudo haber atravesado uno de los inevitables momentos de baja que suelen acompañar a los grandes hombres, sobre todo cuando han tenido la responsabilidad de dirigir sus naciones o tomar grandes decisiones cuyos resultados no pueden pasar inadvertidos.
Pero así como caen en desgracia tras abandonar sus responsabilidades de Estado, en la misma forma consiguen salir del mal momento, merced a su talento, liderazgo, inteligencia y conexión con las masas.
Creo que ni el más cerrado de sus adversarios sea capaz de negar que el ex presidente reúne talento, liderazgo, inteligencia y conecta con las masas.
Así las cosas, Leonel Fernández será siempre el candidato a vencer—y así lo proyectan los competidores del PLD–, por lo cual descartarlo sobre la base de subjetividades para nada es políticamente inteligente.