Es la octava tragedia aérea del año, lo que ha regresado la crisis de nervios en personas que habitualmente deben tomar un avión. Esta vez, el aparato, un Antonov-140 que realizaba un vuelo de cabotaje hacia Tabas, cayó este domingo en la madrugada en el barrio residencial de Azadi, un sector reservado a militares y a sus familias, a menos de cinco kilómetros del aeropuerto. Según las primeras informaciones, algunas viviendas sufrieron daños pero no se registraron víctimas entre la gente que vive allí.
Era ocupado por 40 pasajeros, entre ellos seis niños, y ocho miembros de la tripulación a bordo del avión de la compañía Sepahan (…). Algunos pasajeros fueron trasladados al hospital", declaró el viceministro de Transporte, Ahmad Majidi. Y más tarde confirmó que “38 personas murieron”: 37 en el momento de la caída y una, que estaba entre los 11 sobrevivientes, tras recibir asistencia médica.
El accidente se habría producido al pararse uno de los motores del avión momentos después del despegue. Irán cuenta con una flota aérea obsoleta y lleva varios años enfrentándose a grandes dificultades para encontrar piezas de repuesto debido a las sanciones internacionales, lo que suele ocasionar graves retrasos en los vuelos internos.
"Fue una escena terrible. La cola del avión cayó sobre una ruta. Afortunadamente, se estrelló a 500 metros de un mercado. Si hubiese caído sobre este, habría muchos muertos más", declaró un testigo citado por la agencia Fars. La televisión local mostró imágenes del aparato completamente carbonizado, con partes esparcidas en los alrededores.
"Estaba en mi moto y escuché un gigantesco ruido detrás de mí. Cuando me di vuelta, vi a un avión que se me venía encima. Me tiré al suelo y el avión impactó en un muro", relató otro testigo a la TV. "Soy militar. Con otras personas corrimos para intentar salvar a los pasajeros, pero hubo dos o tres explosiones fuertes e inmensas llamas", añadió.
La última tragedia aérea en Irán había ocurrido en enero de 2011, cuando un aparato se estrelló mientras trataba de hacer un aterrizaje de emergencia durante una tormenta de nieve, lo que provocó la muerte de 77 personas. En julio de 2009, la caída de otro avión en ese país dejó 168 víctimas.