La exquisita jornada musical arranca el miércoles 27 agosto en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el maestro José Antonio Molina.
Santo Domingo, 19 de agosto 2014.-Es con sumo regocijo que presentamos al gran público dominicano una nueva versión de nuestra Temporada Sinfónica 2014. Las tradiciones hacen costumbre y establecen en nosotros un sentido de trascendencia, de aquello que permanece en el tiempo.
De ahí que estas obras que han conquistado los obstáculos del espacio y los años perduren para siempre en nuestros corazones como testimonio de la unidad de valores que compartimos todos los seres humanos.
Y este año, en conmemoración del 150 aniversario del gran poeta sinfónico de todos los tiempos, Richard Strauss, estrenamos, pareado con sus juguetonas travesuras de Till Eulenspiegels, el monumental Don Juan, obra cumbre de la pluma pentagramada del singular teutón que sirve a todas las orquestas del mundo como parámetro de brillantez y virtuosismo, y es pieza obligatoria para las audiciones de ingreso por sus altas complejidades instrumentales.
Es Richard Strauss uno de esos grandes compositores que fueron recibidos en vida con el mismo entusiasmo que continúa ganando a los nuevos públicos que exigen que las orquestas muestren sus más brillantes colores sonoros a través de páginas musicales de gran erudición emocional e instrumental.Es logro y motivo de gran satisfacción que nuestra orquesta, tu orquesta, aborde partituras de este nivel con el garbo y responsabilidad que la colocan a la altura de aquellas que las han grabado y que son comparables en su ejecución.
De igual manera, se estrenan este año los conciertos No.1 de Bartok para violín (Estreno Nacional) y el No. 1 de Kabalevsky para cello, de manos de dos jóvenes solistas dominicanos, Luis Augusto Martínez y Nicole Peña-Comas, respectivamente, así como la famosa ‘La Valse’ de Maurice Ravel y ‘En un Día oscuro’, dirigida por su propio compositor, el director austríaco Christoph Ehrenfellner, mientras que las obras dominicanas recaen sobre el prolífico y polifacético compositor Darío Estrella, quien cumple varias décadas de ininterrumpida labor creativa musical con un centenar de opus en los que ha bien sabido fusionar los ritmos de nuestra identidad con las tradiciones de la sala de conciertos.
Favoritas de siempre como la Obertura Festiva de Shostakovich, la Obertura Carnaval de Dvorak, España de Chabrier y el Preludio de Tristán e Isolda de Wagner, hacen marco a las grandiosas sinfonías como la Segunda de Brahms, la Cuarta de Tchaikovsky y la Novena de Schubert, bautizada como la grande, y que este año, después de una prolongada espera, será escuchada en vivo de nuevo en nuestro país.
Junto a ellas, son de especial mención los monumentales Cuadros de una Exposición de Mussorsgky-Ravel y las obras con solista que continúan siendo puntales en nuestras temporadas como el Concierto de Elgar para Cello, en las manos prodigiosas del cellista coreano Johan Kim, la Rapsodia sobre un Tema de Paganini de Rachmaninoff, interpretada por el pianista venezolano Alfredo Ovalles y el interesantísimo concierto para flauta de Ibert, en los labios de la distinguida flautista cubana Niurka González Núñez.
Estamos convencidos que esta programación, equilibrada en cuanto a períodos y estilos, novedosa por demás y variada por su oferta, continúe haciendo vibrar esas sensibles fibras de nuestro ser que un día conquistaron nuestros corazones a este arte irresistible del más perfecto instrumento concebido por el hombre: La Orquesta Sinfónica. ¡Que disfruten!