Es obvio el intento de buscarle la quinta pata al gato para torpedear la gestación del nuevo Partido Revolucionario Mayoritario (PRM).
Que si el apellido mayoritario es excluyente o discriminatorio, que si el símbolo del puño con el pulgar hacia arriba es una propiedad intelectual de tal o cual sector político, que si los colores propuestos son del uso exclusivo de otra organización… puro sofisma para tratar de evitar lo inevitable.
Sin embargo, la argumentación basada en la verdad a media o en la tergiversación total, ha sido verdaderamente pobre, para no decir infeliz. Los opositores del PRM no juzgan la identidad del nuevo partido como un paquete completo, sino como si fuera cada una de las cosas de las que está constituido.
Por ejemplo, no hablan del Partido Revolucionario Mayoritario en función de tres partes que constituyen un todo, sino de una sola de sus partes; algo así como juzgar al Partido Revolucionario Dominicano solo por lo que significa la última parte de su nombre. Entonces podría alegarse que el uso de “Dominicano” es excluyente y discriminatorio porque le negaría a otros partidos la posibilidad de usar ese mismo apellido, lo cual no tiene sentido porque todo el mundo puede usar ese término para complementar una identidad política.
A nadie se le debería ocurrir que el término Cristiano, usado por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC), el Partido Popular Cristiano (PPC), o la Unión Demócrata Cristiano (UDC) representa la usurpación de una condición religiosa no autorizada y que por demás sugiere la idea de que los demás son infieles o ateos disociadores.
O que el Partido de los Trabajadores implica por inferencia absurda que los demás son vagos o patronos; o que la Fuerza Nacional Progresista significa una virtual acusación de conservadurismo para quienes no portan ese apelativo.
La verdad pura y simple es que el PRM es un partido con nombre propio que expresa una vocación relativa y natural, la de ser una fuerza mayoritaria en comparación con el sector minoritario del PRD que excluyó a la mayoría de sus miembros para evitar que pudieran decidir democráticamente la suerte de esta organización. Como los Bolcheviques y los Mencheviques, que en un momento representaron la mayoría y la minoría, respectivamente en el Partido Obrero Social Demócrata, de Rusia, en los tiempos de la revolución de octubre.
Lo del pulgar hacia arriba es sencillamente risible. Una vez fue la V de la victoria que acuñó Jacobo Majluta en la campaña del 86, y luego el puño con el pulgar propuesto por Hatuey De Camps en la campaña del 90. Simples expresiones creativas que pueden cambiar como los lemas de los partidos, como cambió el 1 del PRSC cuando dejó de ser el número uno en la boleta electoral, o el desuso de la L de Leonel cuando Danilo Medina se convirtió en el candidato del PLD. (29 de agosto, 2014)