Las ejecutorias de un Gobierno en cualquier latitud del mundo están condicionadas a diversos factores de índoles internos y externos, que son los que inciden directamente en el éxito o fracaso de las metas programadas. No obstante, las ejecutorias de políticas orientadas al bienestar de la población más vulnerable son fundamentales.
No importa que sea una nación desarrollada o en vía de desarrollo siempre habrá modificaciones a los esquemas preconcebidos al inicio de la gestión gubernamental.
En los Estados Unidos, el presidente Barak Obama, ha introducido sustanciales modificaciones a su plan original de su mandato, mayormente en este último período ante numerosos eventos locales e internacionales como la lucha con el Congreso para la aprobación del proyecto de reformas migratorias; la crisis humanitaria ante la masiva inmigración de miles de niños y jóvenes procedentes de Centroamérica.
En el ámbito internacional, las guerras en el Líbalo; Irak, Siria, Israel-Palestina en la Franja de Gaza; los enfrentamientos y asesinatos de jóvenes negros en San Luis, Missouri así como las difíciles relaciones con Rusia y Corea del Norte.
El cuadro actual plantea un complicado panorama y serios desafíos en la política exterior norteamericana.
En Brasil, la administración de Dilma Rousseff enfrentó violentas protestas de sectores que se oponían a la celebración del Mundial de Fútbol, efectuado exitosamente en julio pasado.
La renovación de las estrategias y de las políticas sociales dirigidas a transformar la vida de los más necesitados de la sociedad, son factores que contribuyen positivamente para alcanzar el éxito en una gestión gubernamental.
Lógicamente, en ocasiones se presentan eventos que alteran el orden de prioridad de las ejecutorias programadas anticipadamente las cuales no pueden ser pronosticadas por las autoridades. ¿… y qué hacer entonces?
Hay que actuar con la mayor rapidez siempre contemplando acciones orientadas a mejorar los niveles de vida de los más desposeídos.
El impacto económico y social de la revolución educativa impulsada por el presidente Danilo Medina ha sido determinante en la alta valoración que conserva entre la población dominicana a dos años de su mandato.
Miles de niños y niñas que amanecían y se iban a la cama prácticamente sin comer nada hoy están recibiendo un variado menú en desayuno, almuerzo y merienda dentro del programa de tandas extendidas en las escuelas públicas del país.
El gobierno de Medina se encamina a priorizar sus ejecutorias en el sector vivienda tras dar inicio a la construcción de la “Ciudad Juan Bosch”, en la zona oriental de Santo Domingo, donde se levantarán 35 mil viviendas económicas, con una inversión de mil millones de dólares.
En tiempos de crisis las demandas sociales se activan en los diferentes extractos sociales y van en aumento en la medida en que se aproxima la fecha de ir a las urnas para escoger las nuevas autoridades. Es una realidad social que se presenta no tan en la República Dominicana, y que es incentivada por los distintos actores de la sociedad.
La prioridad en el arte de gobernar es necesaria porque aún cuando existe la voluntad política para construir las obras demandadas por la población, en la práctica los gobernantes están imposibilitados de materializarlas por limitaciones presupuestarias.
Ahora se aplican métodos de focalización para tratar de atender necesidades demandadas por mucho tiempo entre los comunitarios.
Las agendas gubernamentales en los países subdesarrollados dependen de diversas circunstancias para su aplicación, pero hay que estar conscientes de que sin las platas en las manos nada se puede hacer.
Reclamos Ciudadanos
En muchos casos los gobernantes recurren a distintas maniobras con tal de apaciguar los reclamos, y una de ellas es la utilización de mensajes a través de los medios de comunicación. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, admitió públicamente que seguía los capítulos de la telenovela “Avenida Brasil”, producida por la Rede Globo y cuyo argumento principal narra las condiciones de vida de sectores empobrecidos que posteriormente pasaron a convertirse en clase media.
Ese salto social fue producto de las políticas sociales aplicadas en los gobiernos del ex presidente Luiz Ignacio Lula Da Silva y la actual mandataria y aspirante a la reelección en los comicios de finales de octubre.
Los extensos discursos de Fidel Castro Ruz cuando dirigía el Estado cubano contribuían significativamente a calmar los ánimos entre la población, especialmente al abordar cuestiones de las difíciles relaciones entre Estados Unidos y la Isla Caribeña.
La deuda social que tienen la mayoría de los gobiernos de América Latina con sus ciudadanos se reflejan en demandas de construcción de viviendas; hospitales, escuelas, caminos vecinales, sistemas de alcantarillados pluvial y sanitario y de agua potable, entre otros.
En momentos en que existe estabilidad política en la región, sus habitantes mayormente exigen el cumplimiento de las promesas de la campaña electoral, aplicación de justicia y la condena a los que han desfalcado el erario público.
Como lo escribió el inmortal poeta chileno Pablo Neruda: “Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres, así la poesía no habrá cantado en vano”.
Cuando surge un gobierno que realiza los esfuerzos para corresponder con esos reclamos y enfrentar problemas heredados de anteriores administraciones a través de políticas públicas, entonces la propia población y sus organizaciones de base promueven su permanencia en el poder.
Es lo que ha ocurrido en Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Argentina y podría repetirse en Bolivia y Brasil que tienen elecciones generales en octubre venidero. Y por supuesto, en la República Dominicana, siempre que el presidente Danilo Medina decida optar por la reelección presidencial en el 2016.
Articulo de Manuel Díaz Aponte