Por Rafael Darío Durán.
En absoluto me sorprendió la observación que hizo a la ley que convertiría a Loma Miranda el presidente Danilo Medina Sánchez. Tampoco celebré cuando el Congreso la convirtió en ley, generando esperanza y algarabía en la población.
En el caso de los legisladores, con honrosas excepciones, siempre me pareció un plan para darle larga al asunto y al final “lavarse las manos como Pilato”. Y si llegaron a donde lo hicieron, con la aprobación de la ley, fue por la presión popular porque se jugaban la faja, pero no por razones de conciencia ecológica y medioambiental.
El presidente Medina siempre mantuvo una posición vacilante y ambivalente. Primero condicionó su posición al estudio del PNUD y luego puso la pelota en la cancha de los legisladores, que hicieron igual con él, porque de eso se trataba.
Desde principio todo fue el juego del gato y el ratón. En la comisión senatorial que estudió el proyecto permaneció meses, pese a las recomendaciones del PNUD y de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, de lo inviable de la explotación de Loma Miranda.
La trayectoria que han mantenido los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) siempre ha sido contraria al respeto de la ecología y el medioambiente. Y confirma esa aseveración el hecho de que las comunidades, los ambientalistas y los medios de comunicación conscientes, han mantenido una luchapermanente para repeler los intentos por vulnerar áreas protegidas o sensibles de la geografía nacional.
Es en los gobiernos peledeístas que la consciencia ecológica y de respeto al medio ambiente se ha despertado en la juventud y en la población en sentido general. Y eso no es pura coincidencia.
No hay que olvidar la lucha librada por los jóvenes para evitar la instalación de una fábrica de cemento Los Haitises y las largas jornadas para impedir la explotación minera de Loma Miranda. Habrán de venir otras jornadas.
A la cúpula del PLD le da un comino que se preserve esa loma como un santuario ecológico, donde nacen una serie de ríos y existe una diversidad de especies de plantas y amínales, que corren el riesgo de la extinción. Como no les importaba que se instalara una fábrica de cemento en Los Haitises.
¿Cuáles políticas han aplicado los gobiernos del PLD para evitar la depredación de los ríos con la extracción criminal de material y la deforestación de sus cuencas? Ningunas, y por el contrario, las denuncias en ese sentido son frecuentes, sin que las autoridades encargadas apliquen los correctivos de lugar.
No existe ni una iniciativa importante del gobierno orientada a proteger y preservar los recursos naturales, y por el contrario, cada vez las complicidades son más frecuentes.
Hace poco la Asociación para el Desarrollo del Medio Ambiente y el Turismo en la Zona de Cabarete y Sosúa y la Comisión Interinstitucional de Medio Ambiente del Cibao solicitaron al Tribunal Superior Administrativo la suspensión de la licencia que autoriza la extracción y transporte de arena del río Yasica y la playa de Cabarete. Esa licencia fue otorgada fue el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
No es coincidencia que al frente del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales el presidente Medina colocara a un médico de profesión, cuando en el país existe una caterva de técnicos del área calificados. Lo propio hizo el ex presidente Leonel Fernández cuando nombró al frente del ministerio a Jaime David Fernández, que fue un fisco. Por lo menos, además de psiquiatra, David Fernández es agrónomo.
Recientemente alguien denunció que los guardias forestales no contaban con los materiales mínimos para realizar su labor y que incluso se le adeudaba varios meses del salario de miseria que reciben.
Este humilde servidor propuso en uno de sus artículos que “Danilo Medina debería agregar a su agenda de prioridades un cuarto pacto…el Pacto por la Preservación del Medio Ambiente y los Recursos Naturales”.
Pero hoy más que nunca estoy convencido que la preservación del medio ambiente y los recursos naturales no forman parte de las prioridades del Gobierno ni de la cúpula peledeísta y que la lucha apenas inicia.