La partida física de Yaqui Núñez del Risco es una gran pérdida para la comunicación en la República Dominicana. Desde hace unos años, cuando él sufrió un accidente cerebro vascular que le impidió volver a hablar, todos los que nos formamos en la producción y conducción de televisión bajo su manto, sentimos que la comunicación en nuestra nación había perdido a uno de sus más inteligentes, creativos y responsables cultivadores de las últimas décadas.
En mi caso particular, me siento ser un hijo profesional de las enseñanzas de Yaqui. Llegué a la producción de televisión de la mano del maestro y mejor amigo Yaqui, cuando en el año de 1986 tomó la decisión de irse a Teleantillas para, de acuerdo a sus propias palabras, "abrir una escuela de nuevos talentos en la televisión dominicana". En ese momento tuve el privilegio de ser escogido por él para trabajar como asistente de producción junto a Huchi Lora en el programa "El Show de Yaqui". De ahí en adelante pasé varios años y muchos programas trabajando a su lado y bebiendo de su gran experiencia y talento para producir y conducir ofertas televisivas de gran calidad y de mucho impacto.
Hoy, con el profundo dolor que se anida en mi corazón al verlo partir, recuerdo tantas enseñanzas y tanto consejos que nos dío a muchos jóvenes que entramos a los medios de comunicación agarrados de su mano.
Y desde mi humilde óptica entiendo que el gran legado de Yaqui se resume en dos elementos esenciales: Producir contenidos televisivos de calidad y profesionalidad y actuar con responsabilidad y sentido social como comunicadores. Siempre nos decía que toda persona que está al frente de una cámara de televisión o un micrófono debe trabajar siempre para lograr contenidos de calidad y que le gusten a las mayorías.
Y ademas debe ser socialmente útil. Debe ayudar a los demás y hacer que su trabajo ayude a resolver situaciones de la sociedad y de las mayorías. Su práctica de esos elementos le provocó situaciones muy difíciles frente a los poderes fácticos que dirigen la sociedad dominicana. Pero nunca tuvo miedo ni se amedrentó ante nada.
Su frase de que "debemos improvisar las palabras, pero nunca las ideas" es una de esas grandes enseñanzas que Yaqui deja a quienes ejercen y ejercerán la comunicación en cualquier tiempo. En estos momentos en que tantos contenidos cuestionables ganan los medios de comunicación y la música, es necesario mirar el ejemplo y la trayectoria de Yaqui para aprender a ser más creativos cada vez y poder conectarnos con el signo de los tiempos sin que la vulgaridad y el irrespeto sean la norma del trabajo cotidiano.
Yaqui fue un verdadero innovador y revolucionador de la televisión dominicana. El y Freddy Beras Goíco dejaron una impronta de trascendencia en la televisión que la historia de ese medio de comunicación en nuestros país se divide antes y después de ellos. Y hoy, con la partida de Yaqui, todos debemos asumir el compromiso de hacer una televisión cada vez más innovadora, con valores y de buena calidad para que la sociedad pueda retomar los senderos del progreso y de la dignidad.
Euri Cabral
Es Economista y Comunicador
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