En busca de preservar la memoria colectiva y sensibilizar a los participantes de la importancia de conocer el legado histórico de los esclavos en República Dominicana, se realizó la Ruta de la afrodescendencia: Santo Domingo-San Cristóbal.
Un recorrido que inició en Santo Domingo y finalizó en las comunidades de San Gregorio de Nigua y Boca de Nigua, principales puntos de la trata de esclavos durante la época de la colonia y donde comenzó el legado afrodescendiente en República Dominicana.
Los afrodescendientes son personas nacidas fuera de África que tienen antepasados oriundos de este continente. Según diferentes fuentes, unos 8,4 millones de dominicanos (equivalente al 90% de la población) son de origen afrodescendiente.
La ruta de llevo a cabo en el marco del Corredor Cultural Caribe, organizado por la Dirección de Formación y Capacitación del Ministerio de Cultura, mediante el apoyo de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana CECC/SICA y el auspicio de la República de China (Taiwán).
En la Ciudad Colonial fue guiado por Edis Sánchez, y se tomó como punto de partida el lugar donde estuvo la antigua Picota de Santo Domingo, que era una columna de piedra, de más o menos dos metros de altura, en la que se azotaba a los esclavos y se exponía públicamente la cabeza de los ajusticiados. Allí sentenciaron con 100 latigazos a los negros sublevados del Ingenio Boca de Nigua, en 1796.
Dicho lugar de torturas estuvo en lo que hoy se conoce como el Parque Colón, de la Ciudad Colonial, y allí se mantuvo erguida hasta que fue derribada un 9 de mayo de 1864, según el Boletín No. 111 del Archivo General de la Nación.
Según Sánchez, que es director Nacional de Folklore, muchos dominicanos pasan por esa zona y desconocen que ahí existía La Picota, y que de ahí proviene la frase “fulano está en La Picota”. Se ha propuesto, sin éxito, que sea destacado el lugar con una placa o una tarja que describa la importancia de la misma.
El segundo lugar visitado fue La Negreta, actual calle General Gabino Puello. Por esa vía comenzó el proceso de la esclavitud en la República Dominicana. Lleva ese nombre porque allí existió un edificio destinado a guardar y subastar esclavos negros africanos traídos a la colonia. Fue conocido como un lugar donde se les daba un trato deprimente a los negros que tuvieron la mala suerte de pasar por ahí, a nivel que, por muchos años, el edificio fue considerado la Casa del Diablo.
Frente la Iglesia de Santa Bárbara, Sánchez explicó que en esa zona se encontraba la cantera de donde se extrajo la mayoría del material usado para la construcción de la Ciudad Colonial, y afirmó que esta fue construida con mano de obra esclava.
Más adelante, expuso que, en 1990, el antropólogo Fernando Luna Calderón encontró un cementerio con varios restos humanos, incluido el de un esclavo encadenado en las Ruinas de San Francisco. Un descubrimiento que no pudo publicarse adecuadamente porque hubo una protesta, encabezada por la Iglesia Católica, contra la visibilidad de ese hallazgo.
Sánchez entiende que el rechazo se debe a que una parte muy conservadora de la sociedad dominicana niega y/o desconoce su herencia afrodescendiente. Propuso que ese descubrimiento sea destacado con una tarja que explique lo que se encuentra bajo la grama de las Ruinas de San Francisco, para poner en valor ese lugar.
El último punto visitado en Santo Domingo fue la Puerta de Lemba, actual Puerta del Conde. Lemba fue un esclavo que se sublevo en las montañas de San Juan de la Maguana y aglutino a unos 400 hombres, causando muchos daños a los españoles durante el tiempo de su rebelión.
Fue capturado y muerto en San Juan de la Maguana. Su cabeza mutilada fue colocada en la entrada de la ciudad de Santo Domingo, que en ese momento era la Puerta del Conde, como escarmiento nacional. Una de las propuestas para dar a conocer la trágica historia de Lemba fue colocar un busto donde se sospecha estuvo su cabeza, dijo Sánchez.
El recorrido continuó hacia la Ermita de San Gregorio de Nigua, San Cristóbal, erguida a finales del siglo XVI, un importante centro de transculturación que buscaba convertir al cristianismo a los esclavos del ingenio Don Diego Caballero. Además, es el único templo de esa época que posee una Virgen de La Altagracia con aretes, según resaltó la guía y antropóloga Clenis Tavárez.
De ahí, el recorrido pasó a las ruinas del ingenio Don Diego Caballero, que tuvo la mayor cantidad de esclavos y molienda de azúcar en su época en 1528. Fue el primer lugar donde se criaron chivos y se plantaron las primeras uvas para la producción de vino en el país. Diego Cabello dirigió el primer tribunal de justicia que hubo en toda América, la Real Audiencia, y sus restos se encuentran en la Catedral Primada de América.
El siguiente ingenio visitado fue el llamado Boca de Nigua porque está en la zona donde desemboca el río Nigua. Ahí ocurrieron dos importantes acontecimiento: la primera rebelión negra del Nuevo Mundo, en diciembre del 1521, en la zona de Nigua y el 30 de octubre de 1796, en el ingenio, se realizó una revuelta de 200 esclavos. Esta última, según Tavárez, es la “revolución más importante de los esclavos en el siglo XVIII, en carácter reivindicativa, y la más importante de la isla. Ahí hay mujeres que tomaron roles decisivos, como Ana María”, que fue ejecuta junto a los otros cabecillas de la revuelta.
“El resto de toda la negrada así varones como hembras fueron azotados en la Picota los primeros y las segundas dentro de la Cárcel a ciento, y cincuenta azotes pasados por debajo de la horca después de presenciar la ejecución y destinados a los trabajos de la misma Hacienda como Presidio con grilletes al pie y garabato al Cuello por el termino de diez años”, según el libro Las clases sociales en Santo Domingo de Mejía Ricart.
La ruta terminó con una presentación del grupo de atabales Yogo Yogo, dirigido por Francisco Soto Benítez y un taller interactivo de música de los ingenios impartido por Edis Sánchez, donde se bailo y cantó música afrodescendiente.
En el recorrido participaron jóvenes de diferentes centros educativos de la zona y la capital que nunca habían visitado los ingenios y desconocían la rica historia de los mismos. Entre las instituciones que participaron estuvieron: Colegio Bautista, Instituto Politécnico Loyola, Intec, O&M, Museo del Hombre Dominicano, Liceo Enedina Puello y el Colegio Fe y Alegría.
Francisco Pérez, uno de los participantes, le parecido muy valioso la experiencia “porque hay una serie de cosas que uno aprende con este corredor que ayudan, digamos a la identidad de los dominicanos, es una pena que las escuelas no tengan dentro de sus programas estas actividades. Ojala que el Ministerio de Cultura coordine con el Ministerio de Educación para que esto se extienda. Porque yo creo que es el país entero que debe participar en este corredor cultural”.
El Corredor Cultural Caribe está pautado para concluir el viernes 26 de septiembre, con un encuentro de expertos titulado “La afrodescendencia en la República Dominicana hoy”, en la sala Manuel del Cabral de la Biblioteca Pedro Mir, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a las 4:00 p.m.