El jueves concluyó la extensa jornada pro separatismo con el referéndum en el que el 55,33 % dijo no a la propuesta de separación de Escocia del Reino Unido, propuesta que alcanzó un 44,7 %.
La derrota del separatismo se produjo pese a que tuvo el dominio de las calles durante la campaña electoral.
Los informes dan cuenta que el independentismo ganó en la ciudad más importante del país, Glasgow (194.779 votos para el «sí», 169.347 para el «no»). En Aberdeen, Mejor Unidos, la plataforma unionista, ganó por más de 20.000 votos.
De inmediato, David Cameron se dirigió a la nación a las siete de la mañana locales. Situado en un atril en la calle frente al Número 10 de Downing Street, el primer ministro afirmó que el problema de Escocia «queda resuelto para una generación».
El gobernante de Inglaterra se declaró «encantado» con el resultado, pidió que no haya «ni disputas ni revisiones, hemos escuchado la voz del pueblo escocés».
Respetando el elevado número de votos obtenidos por el Si, Cameron anunció que a final de enero serán ley los nuevos poderes para Escocia, prometidos en la penúltima semana de campaña por los tres grandes partidos nacionales cuando pensaban que el referéndum se les iba de las manos.
Salmond reclamó ayer, tras asumir sus derrota, que esa transferencia sea rápida. Con ella dispondrá de mucha más autonomía fiscal. Lord Smith de Kelvin, un noble escocés que dirigió en su día la BBC y que acaba de organizar en Glasgow los juegos deportivos de la Commonwealth, será el comisionado del Gobierno británico para el traspaso.