SANTIAGO.- El dique de la presa de Tavera en los últimos días se ha convertido en un lugar de atracción, como consecuencia del bajo nivel de agua que se observa en el lugar, situación nunca vista en los 41 años que tiene de construida.
La sequedad del sitio, próximo a las compuertas radiales de descarga del embalse, obliga a la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN) a racionalizar el agua potable, situación que prevalece desde hace varios meses.
La presa de Tavera fue inaugurada en 1973 y fue edificada con el objetivo de regular el producto acuífero proveniente del río Yaque del Norte. Gran parte es desviada hacia el acueducto Cibao-Central, donde es potabilizada y distribuida entre la mayoría de la población santiaguera y de la ciudad de Moca.
Los bajos niveles del agua motivan que decenas de personas, provenientes de diferentes puntos de la zona, todos los días vayan al lugar y, desde el puente sobre el dique, observar el panorama nunca visto en toda la existencia de la presa.
El interés mostrado por la ciudadanía de ser testigo de lo que allí ocurre comenzó a tomar fuerza el pasado domingo, pero ayer, también día feriado, la afluencia de gente fue extraordinaria.
Da la impresión como si los visitantes fueran a disfrutar de un sitio turístico, como consecuencia del cada vez más alto número de gente que se suman al peregrinaje hacia el lugar.
Mientras tanto, Coraasan apenas está distribuyendo a la ciudadanía alrededor de 89 millones de galones de agua cada día, cantidad que es potabilizada en sus plantas de La Noriega y Nibaje.
La situación persiste en vista de que en estos momentos el embalse de Tavera solo registra 113.50 metros sobre el nivel del mar, muy por debajo de los 128 que es la cota óptima.
Las presas Tavera-Bao almacenan agua que, además del uso humano y doméstico, está destinada para el riego de cosechas agrícolas y las hidroeléctricas, áreas que también se ven afectados por la reducción, producto de la sequía que afecta la zona.