Los talibanes lanzaron una ofensiva en la que murieron unas 100 personas, entre civiles y militares, de los cuales doce fueron decapitados tal y como lo vienen haciendo los yihadistas en Siria e Iraq.
Ante la embestida Talibán se mostró la incapacidad del ejercito afgano para enfrentar a los rebeldes, que en los últimos meses han ganado terreno en varias provincias afganas, aprovechándose de una crisis política en Kabul por los resultados de las elecciones presidenciales del 14 de junio.
La última serie de ataques de los insurgentes se ha centrado en el distrito de Ajristan de la provincia oriental de Ghazni, después de las ofensivas en las provincias de Helmand, de Kandahar y de Logar.
"Los insurgentes decapitaron a 12 civiles en cuatro pueblos", declaró a la AFP el vicegobernador de la provincia de Ghazni, Mohamad Ali Ahmadi.
"No tenemos un balance detallado, pero estimamos que entre 80 y 100 personas murieron en la última semana" en esta ofensiva, dijo. Añadió que cientos de talibanes participaron en estos combates contra las fuerzas afganas.
"Actualmente, la situación es realmente crítica en este distrito. El gobierno central nos dijo que había enviado refuerzos", explicó Ahmadi.
El número dos de la policía de Ghazni, Asadulá Ensafi, lo confirmó.