Por Juan Tomás Taveras Rodriguez.
Es responsabilidad de todos combatir y resolver los más grandes males de nuestra sociedad; así lo manda la constitución y las leyes.
La sociedad dominicana constantemente es bombardeada por un sin número de denuncias que nos muestran claramente el compromiso con la corrupción y el crimen organizado de nuestros funcionarios con el apoyo y complicidad de la mayoría de los conformantes de los poderes
fácticos, sumándose el deterioro ético y moral.
Les digo y a la vez les pregunto cómo es posible que un político de bienes precario que apena sobrevive, sin manejar negocios ni empresa alguna, con un salario, pueda en pocos años justificar u ostentar millonarias cuentas en dólares, euros y pesos, en diferentes bancos del mundo; casas de campo en las montañas y la playa; lujosos apartamentos, vehículos, helicópteros, yets privados, un sin números de empresas y sociedades en todas partes del mundo y por supuesto
dueños de medio país a través de testaferros.
Sin lugar a dudas aquí están parte de las causas de nuestros problemas sociales: Alto costo de la vida, inseguridad-violencia, narcotráfico, desempleo, falta de oportunidad para desarrollarse integralmente y ser productivo; latrocinio, corrupción, impunidad, desorden vial, falta
salud y educación de calidad; falta de alcantarillados y drenajes; entre otros males.
Debemos estar claro que sin importar quién nos gobierne, somos todos los ciudadanos que debemos empoderarnos y participar activamente en los asuntos públicos, apoyar al gobierno en las medidas que van a satisfacer las necesidades básicas en mejoría de la calidad de vida de todos y sobre todo para exigir que se transparenten las actuaciones de los gobernantes, para poner límites a la corrupción, como a la impunidad y a las ineficiencias de todos los funcionarios.
Al igual que Jesucristo nos unimos a la filosofía de buen gobernar con sabiduría, así también lo manifiestan los pensamientos de: Blanca Cotta, Sócrates, Platón, Aristóteles, Rousseau, Hobbes, Montesquieu, John Locke, Immanuel Kant, entre otros, no menos destacados que tanto nos han enseñado sobre el desarrollo de las instituciones y la organización de los Estados, para vivir en civilización de amor, paz y armonía general.
Buen Gobernar es pues, administrar bien la cosa pública, planificar estratégicamente, impartir justicia y practicar la equidad. Esto, a su vez, requiere de dividir las funciones sociales en forma ordenada, de modo que cada quién esté en su especialidad haciendo carrera con permanencia en sus puestos y de esta madera ir desterrando el clientelismo o la politiquería y la improvisación.
Y pienso que podría haber un equilibrio en el mundo con las pequeñas y grandes cosas, pues los grandes avances de la humanidad han traído consigo complejidad en la convivencia social, que sólo pueden ser resueltos interpretando los principios y valores de sabiduría y razonamiento que plantean estos grandes sabios de la antigüedad.
Cuanto más avanzan las sociedades, más sabiduría y preparación requieren sus gobernantes; y además transparencia con ética estricta.
Urge en nuestro país una visión de Estado en beneficio y calidad de vida para todos, donde la persona o ciudadano común sea el centro de todo, Perspectiva que históricamente ha estado ausente en nuestra historia republicana dando lugar a un enfoque de Estado de grupo o de intereses particulares. Urge el saneamiento institucional.
EL AUTOR es mayor general retirado de la Policía Nacional y periodista.
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