Por Radhamés Gómez.
La neurona o célula nerviosa, como unidad estructural y funcional del cerebro, fue descrita brillantemente por el médico español Santiago Ramón y Cajal, quien también pudo establecer, hacia finales del siglo XIX, que las neuronas se comunican con algunas células y no con otras mediante vías específicas que llamó vías neurales. La neurona, tal como la describió este investigador, se comunica con otras mediante dos tipos de extensiones: un axón, que es como un finísimo cable que puede tener hasta un metro de longitud, y, en el extremo opuesto de la célula, las dendritas, conjunto de hasta cuarenta extensiones en forma de árbol. Según la genial hipótesis de Cajal, los axones se comunicaban con las dendritas de otras neuronas en lugares precisos, que hoy llamamos hendidura sináptica. Un siglo después, mucho se ha aprendido sobre el funcionamiento del sistema nervioso, al punto que en los últimos 15 años se duplicó el conocimiento del área que hoy llamamos neurociencia, aunque no llega a la mitad de lo que se sabrá dentro de diez años. No obstante, los hallazgos de Santiago Ramón y Cajal, que le valieron el Premio Nobel de Medicina de 1906, mantienen toda su vigencia. La palabra neurona proviene del griego neuron, 'nervio, fibra', pasando por el francés neurone.