Invitado por el Ministerio de Cultura y el Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos para poner en circulación mi libro “Noches de Insomnio”, quedé gratamente sorprendido de la participaciónde tantos intelectuales y escritores que se dieron cita en la escuela Gregorio Luperón de Nueva York donde se realizó la Octava Feria del Libro Dominicano.
Una noche y dos días de intensa labor cultural donde una considerable cantidad de dominicanos residentes en esa importante urbe acudieron para escuchar las exposiciones, talleres, conferencias, lectura de poemas, ventas de libros a precios de feria de verdad. (Compré, por diez dólares, dos tomos voluminosos de cuentos y prosas de Edgar Allan Poe, traducidos por Julio Cortázar).
La feria estuvo dedicada al laureado poeta, ensayista, traductor y profesor universitario en Estados Unidos, autor de más de 40 libros,Rei Berroa, nacido en Gurabo, Santiago en 1949. El ministerio de Cultura editó una antología de casi 600 páginas, “De quites y querencias. Antojología de poemas y poéticas (1974-2014)” que merece un sitial privilegiado en nuestras letras.
La octava Feria del Libro Dominicano Nueva York es digna de reconocimiento, sobre en todo en la persona del Comisionado de Cultura, Carlos Sánchez, por el empeño y la dedicación para que nuestros compatriotas (la palabra diáspora no me gusta) conozcan a sus poetas, cuentistas, novelistas, historiadores y ensayistas. “El libro es el mejor amigo”, fue la consigna de la Feria.
En Nueva York me encontré con grandes y viejos amigos que también fueron invitados a la Feria, como el ex ministro de Cultura, historiador y poeta Tony Raful, que dictó una conferencia extraordinaria sobre las intervenciones norteamericanas en el país, 1916 y 1965.Mateo Morrison, Premio Nacional de Literatura, al igual que Tony, dijo presente con amor. Allí charlé gratamente con Antoliano Peralta, Eduardo Díaz Guerra, Martha Beato, Susana Silfa, Marivell Contreras, entre muchos otros.
Asistí a todas las conferencias, puesta en circulación de obras, lecturas de poesía, que pude. Las disfruté. Me encantó el taller “Poesía viva” del intelectual y poeta Valentín Amaro. Me fascino la participación de los “Tres Tristes Tigres”, Rei Berroa, César Sánchez Beras y Diógenes Abreu, leyendo sus poemas. ¡Fabuloso!
No sé cuántos libros se pusieron a circular durante dos días, pero fueron muchos; tampoco sé cuántas charlas, conferencias y lecturas de poemas se produjeron, pero fueron muchas. A todos los visitantes se les entregaba gratuitamente una bolsa y un programa de la Feria con todos los detalles.
Mucha gente trabajó arduamente, la mayoría honorifica, (sin cobrar un dólar, solo por amor a la patria que vive en sus corazones) para hacer posible esa actividad cultural tan relevante y exitosa que merece mayor atención y recursos económicos de parte del gobierno.
La actriz y cantante Edili, viceministra de cultura, acudió en representación de José Antonio Rodríguez que por razones ajenas a su voluntad no pudo asistir, asumió la Feria del Libro como suya estimulando a los escritores y participando en las ponencias y talleres. (Asistió a la puesta en circulación de mi libro, un éxito de público y de venta, y hasta hizo de cobradora, lo cual le agradezco).
La Octava Feria del Libro Dominicano de Nueva York fue un éxito. Puede y debe seguir creciendo. El concurso literario para jóvenes no puede descontinuar, como ninguno de los planes de expansión que tiene el Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos. La feria puede y debe hacerse en otros estados de los Estados Unidos donde residen miles de dominicanos. Pero para eso es necesaria la mano solidaria del gobierno dominicano a través del Ministerio de Cultura que dirige mi buen amigo, el Flaco, José Antonio Rodríguez.