Un partido de masas, como lo es el Revolucionario Moderno, que surge de la más vieja escuela democrática del país, como lo fue la del Partido Revolucionario Dominicano, no puede, bajo ningún concepto, escoger su candidato a la presidencia de la República mediante una o varias encuestas. Es absurdo, inaceptable, impropio y enajenante.
No puede ser “moderno” un partido que no acuda a sus bases para que decidan, mediante el voto universal, libre y soberano, quién debe ser el candidato o la candidata a la presidencia de la República.
Hasta donde tengo entendido todos los partidos democráticos del mundo escogen a sus candidatos mediantes convenciones o primarias donde sus bases soberanamente los eligen. Así lo establecen las leyes y las Constituciones de todos los países. Así lo establecen de igual modo los estatutos o reglamentos internos.
Nuestra Carta Magna señala, con toda claridad, que los ciudadanos tienen derecho a “elegir y ser elegibles para los cargos que establece la Constitución”. En consecuencia, ninguna encuesta, no importa cómo se llame la firma, si es nacional o extranjera, puede, en buen derecho, tomar una decisión que le compete al ciudadano. Sería inconstitucional.
La ley electoral, igualmente, es clara sobre el particular. Los estatutos, de todos los partidos del país, les confieren la potestad a los militantes de elegir a sus candidatos. Todos los proyectos de ley de partidos, incluyendo el más atrasado que es el del partido de gobierno, coinciden en la realización de primarias o convenciones para elegir a sus autoridades y a los candidatos. (En ningún lugar se habla de encuestas para esos fines).
Una encuesta no es más que un instrumento de trabajo, una fotografía de un instante, razón por la cual los partidos, las empresas, los gobiernos, los medios de comunicación, la ordenan periódicamente. Porque lo que hoy es, mañana puede no serlo.
¿Cuántos candidatos y partidos no han estado delante en las encuestas y terminan perdiendo? ¿Acaso Hipólito Mejía no arrancó primero en las encuestas y luego, por las razones que todos sabemos, “perdió” las elecciones? El caso más reciente es de Brasil. En las encuestas se disputaban la primacía la presidente Dilma Rousseff y la socialista Marina Silva. ¿Qué pasó? La señora Silva quedó en tercer lugar, sin posibilidad de alcanzar la presidencia del coloso del Sur.
Otro ejemplo: Las encuestas les daban a Hipólito Mejía un dos por ciento contra un 98 de Miguel Vargas. Sin embargo Hipólito se impuso “mucho a poco”.
Como puede verse, las encuestas o sondeos no pueden “decidir” un candidato. Esa potestad le corresponde, única y exclusivamente, a la gente. Proponer que sea un sondeo quién determine la persona que ostente la candidatura, reitero, no es sensato, ni legal. No es propio de un demócrata. Solo un troglodita, dictador en potencia, como Miguel Vargas pudo hacer lo que hizo en el PRD, que violando la Constitución, las leyes, los estatutos de su partido, y haciendo fraude, se impuso como presidente y candidato.
En el PRM eso no puede suceder. Unas de las razones que motivaron la división fueron justamente actitudes como las del traidor Miguel Vargas. El PRM debe ser la contraparte, la antítesis del PRD de Miguel Vargas.
Los que en el PRM están planteando que el candidato sea seleccionado por medio de encuestas están locos o están imitando a Miguel Vargas. Un partido moderno tiene que actuar como su nombre lo indica. Tiene que negar el pasado reciente del PRD y demás partidos tradicionales; tiene que diferenciarse de todos en sus acciones cotidianas. Es por eso que digo: ¡Convención, si, encuestas, no!
¡Que la democracia comience en casa!