Por Jewel Fraser/IPS
PARAMARIBO, 9 Oct 2014 (IPS) – El cambio climático incrementa los costos y las dificultades de la producción ganadera en el Caribe, una situación que representa una amenaza para la región donde la carne es un elemento importante de la dieta diaria.
Norman Gibson, un científico especializado en ganadería que trabaja en el Instituto de Investigación y Desarrollo Agrícola del Caribe (CARDI, en inglés), dice que las consecuencias del cambio climático hacen gastar a los productores más dinero en insumos para producir animales sanos y experimentar tasas de mortandad más altas entre sus rebaños debido al estrés por calor.
Gibson participó en una mesa redonda de la Semana Caribeña de la Agricultura, que comenzó en la capital de Suriname el lunes 6 y continúa hasta el domingo 12, organizada por el Centro Técnico de Cooperación Agrícola y Rural. La actividad anual se concentró en la promoción de políticas y prácticas de adaptación de los agricultores al cambio climático.
El experto advirtió que la disminución de la producción ganadera repercutirá con fuerza en el Caribe, donde la carne es una parte importante de la dieta diaria. La región importa anualmente carne por valor de 40 millones de dólares de Australia y Nueva Zelanda, y "las importaciones crecen más rápidamente que la producción nacional", señaló al público presente.
Al mismo tiempo, la investigación científica demostró que el cambio climático provoca mayores niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que a su vez "genera cambios en el estado nutricional de las plantas", indicó Gibson a IPS. Esta situación limita la capacidad nutritiva de los pastos tropicales, de por sí baja, añadió.
"Los animales tendrían que comer más para conseguir un nivel aceptable de nutrición. Como eso suele ser imposible… hay que complementarlo con alimento concentrado, que en el Caribe se importa" y es caro, explicó.
En países como Guyana, que están por debajo del nivel del mar, mientras el agua sigue subiendo, la invasión de agua salada compromete aún más el pienso disponible para los rumiantes, agregó.
"La mayor parte de las pasturas que cultivamos en la actualidad no está adaptada a un alto nivel de sal. La mayoría… tiene baja tolerancia" a este mineral "y por lo tanto no prosperará ni crecerá en esas condiciones. Los científicos tendrán que encontrar nuevas variedades que sean más tolerantes", observó Gibson.
Una especie de pasto cultivada en la sede del Centro Internacional de Agricultura Tropical en Colombia tuvo resultados prometedores en Trinidad y Tobago, Jamaica, Barbados y San Cristóbal y Nieves.
"Gran parte de la producción lechera de Trinidad y Tobago se basa en esa pastura en particular… En San Cristóbal y Nieves se convirtió en la principal hierba de elección de los pequeños productores de rumiantes", precisó Gibson.
También indicó que no hay duda de que las temperaturas están subiendo, aunque la certeza es menor acerca del incremento de lluvias. Esto genera estrés por calor en los animales, lo que limita su capacidad de reproducción.
El estrés por calor provoca una mortandad de hasta 15 por ciento entre los rumiantes, destacó Cedric Lazarus, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en diálogo con IPS. El funcionario también participó de la mesa redonda en Paramaribo y habló de los esfuerzos que realiza la región para reducir este problema.
Lazarus explicó que la homeostasis de los animales se altera cuando su temperatura corporal supera los 45 grados, llevando eventualmente a su muerte. Por eso, los productores caribeños invierten en sistemas de ventilación para refrescar al ganado, dijo.
"Es la única manera de mantener a esas razas de ganado de alta producción y asegurar su supervivencia", afirmó. El uso de los sistemas de ventilación se observa especialmente en Barbados, indicó Lazarus.
La plantación de árboles también es una manera sencilla y viable de darles sombra a los animales, agregó el representante de la FAO.
Varios estudios revelaron que el estrés por calor provoca un caída brusca de la producción de leche, a veces hasta 33 por ciento, lo que reduce la rentabilidad del animal, subrayó.
Gibson dijo que el calor extremo que experimenta la región provocó anormalidades en el esperma de los animales y el descenso de su apareamiento, lo cual redujo las tasas de concepción.
"El éxito de un ganadero depende de la cantidad de animales que puede llevar al mercado cada año, que está en función de la reproducción" del ganado, señaló.
Tanto Gibson como Lazarus dijeron que el impacto del cambio climático obligará a los productores a depender más de las razas locales de rumiantes para asegurar un rebaño resistente al calor cada vez más intenso en la región, aunque la tendencia en los últimos 15 a 20 años fue de importar animales para "mejorar" el ganado.
Para los agricultores, la importación de animales foráneos es una oportunidad para mejorar el rebaño porque significa introducir sangre fresca sin los problemas vinculados a la endogamia, manifestó Rommel Parris, un criador de ovejas y presidente de la Asociación de Productores de Ovejas y Cabras de Barbados.
Sin embargo, los beneficios de una nueva reserva genética no superan las desventajas que padece el rebaño extranjero en el clima cálido del Caribe, sostuvo.
"Los costos suben porque hay que mantenerlos en espacios con aire acondicionado o usar ventiladores para refrescarlos. Hay que alimentarlos con piensos especiales y adaptarse a la dieta que recibían antes. El cuidado de estos animales es más complicado que el de aquellos adaptados a esta región desde hace años", dijo a IPS.
Los animales foráneos tienden a producir menos descendencia y son más susceptibles a los parásitos de la región, agregó Parris.
Aunque es verdad que la endogamia de las poblaciones locales genera un rebaño un tanto más débil, "los agricultores saben cómo tratar a sus propios animales. Muchos de ellos… saben cómo prevenir las enfermedades", lo cual reduce las tasas de mortandad y las pérdidas, expresó.
La mayoría de los rumiantes en la región siguen siendo de la variedad criolla local, explicó Lazarus, pero añadió que el Caribe debe evitar el error cometido en otras partes del mundo, donde la introducción de razas foráneas causó la extinción de los animales locales, más sostenibles.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga