La aviación de Estados Unidos bombardeó este jueves por cuarto día consecutivo los alrededores de la localidad de Kobani, asediada por militantes del grupo Estado islámico.
Los bombardeos no han impedido, sin embargo, que los yihadistas tomen más de un tercio de la ciudad, confirmando la predicción del Pentágono de que solo con ataques aéreos no se podrá salvar esa localidad situada cerca de la frontera entre Siria y Turquía.
El parlamento turco autorizó las acciones militares en Siria e Irak, pero hasta ahora las fuerzas turcas se han limitado a observar desde su territorio cómo las fuerzas kurdas luchan por defender Kobani.
Funcionarios turcos dicen que no se puede esperar que solo a ellos les toque hacerse cargo de las operaciones terrestres en contra del Estado islámico.
La negativa ha provocado la exasperación y la frustración en el gobierno del presidente Barack Obama, que piensa que Turquía puede hacer más.
El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo el jueves en una conferencia conjunta con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que las conversaciones sobre las contribuciones de Turquía en el combate contra los militantes aún continúan.
Stoltenberg insistió en que el grupo Estado islámico representa una amenaza para Siria, Irak, Turquía y otras naciones que forman parte de la OTAN.
“Así que es importante que toda la comunidad internacional se mantenga unida en este esfuerzo a largo plazo”, dijo.
“Aplaudo las acciones decisivas tomadas por Estados Unidos y otros aliados y socios y aplaudo el reciente voto del parlamento turco que autoriza a Turquía un papel aún más activo en la crisis”, agregó.
Dos funcionarios estadounidenses —el general retirado John Allen y el embajador Brett McGurk— se reúnen este jueves y viernes con funcionarios turcos para presionar a que ayuden en combatir a los militantes. (Servicios VOA Noticias).