La Paz, 13 oct (PL) Evo Morales va camino de convertirse en el presidente con más tiempo al frente de Bolivia, en espera de que se confirme oficialmente hoy su victoria en las urnas ante cuatro candidatos opositores.
Según resultados preliminares, el mandatario acaparó el 61 por ciento de los votos y casi 36 puntos de ventaja sobre el candidato de Unidad Democrática (UD), el magnate del cemento y otrora ministro de Planeamiento Samuel Doria Medina.
El primer mandatario indígena del país asumirá el próximo 22 de enero su segundo mandato al frente del Estado plurinacional y su tercero consecutivo, luego de presidir la República de 2005 a 2010.
La reelección de Morales, adelantada por las encuestadoras desde hace muchas semanas, guarda relación estrecha con la gestión que realizó desde su llegada al Palacio Quemado hace casi nueve años y su preocupación por acabar con la pobreza en el país.
Una de las primeras medidas tomadas por el líder del Movimiento al Socialismo (MAS) nada más llegar al poder fue la nacionalización de los hidrocarburos, con la intención de destinar sus ganancias a resolver los problemas del pueblo, sobre todo de aquellos que vivían en la pobreza extrema.
Desde entonces florecieron las escuelas, los hospitales, las instalaciones deportivas, las viviendas, y el agua potable comenzó a llegar a la mayoría de las poblaciones, no solo para el uso doméstico sino para el ganado y el riego.
El gas natural, uno de los principales recursos del país y primera fuente de ingresos, llegó a la mayoría de los hogares bolivianos, muchos de ellos en zonas inhóspitas o apartadas.
Al mismo tiempo, se inició una cruzada por la industrialización, con el objetivo de darle valor agregado a los recursos naturales.
Así, numerosas industrias crecieron en el país, entre ellas las generadoras de energía, no solo con el objetivo de que todos los bolivianos pudieran disfrutar de la electricidad, sino con el de exportar a otras naciones vecinas.
Vamos a convertir a Bolivia en el centro energético de la región, comentó Morales reiteradamente en los pasados meses y su intención se convirtió en el eje principal de su campaña en busca de la reelección, alcanzada la víspera con apoyo mayoritario de la población boliviana.
Las gestiones del mandatario a favor de la población no terminaron ahí. Bolivia se llenó de nuevas carreteras, aeropuertos internacionales en la mayoría de los departamentos y la telefonía, gracias al satélite Túpac Katari, en órbita desde diciembre, dejó de ser un privilegio de quienes habitaban en las ciudades.
Las zonas de silencio comenzaron a acabarse y en La Paz nació un sistema de transporte, desconocido entonces en el país: el teleférico, que facilita el tránsito de las personas en una urbe donde el tránsito se hacía insoportable, sobre todo en las horas pico.
Por esas razones, entre muchas otras, más del 60 por ciento de los bolivianos le reiteró su confianza al jefe de Estado para el período 2015-2020, el cual se iniciará el venidero 22 de enero.
Mientras, una oposición dividida y sin claros programas de gobierno, quedó otra vez a la zaga, a pesar de que sus mensajes de campaña se centraron en criticar la labor de Morales o en insistir en que este pudo haber hecho más por Bolivia.
Para Samuel Doria Medina fue la tercera derrota ante el líder indígena, en tanto el expresidente Jorge Quiroga, del Partido Demócrata Cristiano, sumó su segundo fracaso, y Juan del Granado, otrora aliado y ahora crítico acérrimo, fue barrido por el MAS, lo cual llevará a un replanteamiento de las posiciones del Movimiento Sin Miedo de cara al futuro.
Por definir aún la cantidad exacta de escaños en el Legislativo, se sabe que el MAS tendrá mayoría en la Cámara de Senadores, lo cual facilitará las labores de Morales en su intención de adelantar a Andrés de Santa Cruz como el hombre que más tiempo presidió el país.
A Santa Cruz, quien gobernó desde el 24 de mayo de 1829 al 17 de febrero de 1839, le faltaron dos meses y una semana para cumplir una década, una marca que Morales podría dejar atrás a finales del año siguiente.
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