Nada une más –por lo menos públicamente- que el poder, sobre todo cuando envilece y le cierra la puerta a la ética y la moral para que no haya ningún resquicio por donde puede entrar la honestidad y la decencia en el manejo de los fondos públicos.
Pero al mismo tiempo nada desune más que los intereses de las personas o las clases que representan no solo dentro de una organización determinada, sino en la sociedad. Las contradicciones que producen los intereses acumulados suelen tornarse antagónicos, es decir, irreconciliables. Y es entonces cando se produce la ruptura.
No estaba equivocado el escritor católico alemán Lord Acton cuando en 1887 dijo que “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, porque eso es justamente lo que ha sucedido en el Partido de la Liberación Dominicana al lograr el control de todos los poderes, no solo del Estado, sino de la sociedad. (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Prensa, Iglesias, empresarios, etc., etc., etc.)
Los dirigentes de ese partido, tras la muerte de su otrora líder profesor Juan Bosch, hicieron suya la tesis de que “el fin justifica los medios” y que la política no tiene “moral, ni ética”, razón por la cual el éxito se mide en función de los resultados económicos de sus dirigentes, ayer pobres, hoy ricos podridos en dinero. (A los hechos me remito).
Con esos paradigmas se lanzaron frenéticamente en busca de riquezas personales y grupales como si el Estado fuera un botín. Y lo saquearon vilmente amparados en el poder absoluto que los corrompió absolutamente. Los piratas del PLD, sin ética ni moral, sin ideología, ni temor, hicieron fortunas como magos de manera insólita, inaudita, inverosímil. Pobres diablos convertidos en dueños de todo un país gracias al robo y al saqueo jamás visto en la historia. (A los hechos me remito).
Como el valor del éxito político en el PLD lo estrenó Leonel, nadie quiere ser como Bosch, austero, severo, honesto, que no hizo ni buscó fortuna a pesar de tener talento para conseguida. El ejemplo no es Bosch, es Leonel, aprendiz de Joaquín Balaguer, alumno aventajado de Vincho Castillo. En el PLD todos quieren ser como Leonel; líder y guía, maestro, aunque algunos ingratos instalados en el Palacio Nacional gracias a su obra, lo estén negando, pero siguiendo sus directrices en materia de corrupción y saqueo. (A los hechos me remito)
El PLD es un todo. Dividirlo en un grupo bueno y otro malo es un error. El PLD es totalmente malo aunque queden algunos buenos. La diferencia entre Danilo y Leonel es de forma, no de fondo. (A los hechos me remito) Si las contradicciones entre ambos bandos se tornan antagónicas es por el pastel del Estado, no por justicia. El país es lo que menos importa. Los intereses personales y grupales en el PLD pesan más que los intereses nacionales. (A los hechos me remito).
Si Félix Bautista, genio de las finanzas personales, va preso por corrupción y lavado de activos, como lo acusa, con razón y justicia el Procurador General de la República, es por conveniencia política para joder a Leonel o porque los Gringos así lo han decidido por la misma razón, pero no porque haya una intención de luchar en contra de la corrupción. Los grupos que se disputan el control del PLD y del Estado para seguir saqueándolo impunemente no tienen calidad moral para hablar de corrupción. Están descalificados. (A los hechos me remito)
Acabar con la corrupción y meter preso a los corruptos incautándoles los bienes adquiridos, es tarea de una fuerza política nueva comprometida con el destino del pueblo dominicano.