En menos de una semana en nuestra nación han ocurrido tres acontecimIentos que han generado una gran conmoción y han producido grandes expectativas y temores en la población. Esos tres acontecimientos tienen un hilo común: son actos típicamente terroristas que buscan crean pánico y aumentar los niveles de inseguridad ciudadana.
El primero de esos acontecimientos fue el espectacular asalto a la cárcel de Navajo a plena luz de día. Cual si fuera una de las acciones que se ven en las famosas narconovelas que exhiben algunos canales de televisión dominicanos, dos jepetas con hombres armados con fusiles de guerra y apoyados por varios reclusos de la cárcel, intentaron secuestrar al director de dicho recinto y así concretar una fuga de varios reos que estaban cumpliendo condena por cuestiones de narcotráfico. Ese hecho no tuvo éxito pero dejó varias personas muertas entre ellas dos de los guardianes de la propia cárcel.
A menos de una semana se produjo otro hecho alarmante. Un jóven universitario residente en Guachupita y cuya casa está censada para ser derribada por los planes de extensión de la segunda línea del metro de Santo Domingo, provocó un incendió con una bomba molotov en uno de los vagones del metro. Esa acción además de provocar quemaduras a decenas de personas generó un estado de pánico e incertidumbre en centenares de usuarios de dicho transporte y una gran pánico en toda la población. El tercer hecho de connotaciones terroristas fue anunciado esta misma semana por el administrador de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales-CDEEE-. El amigo y hermano Ruben Bichara informó a la nación que los organismo de inteligencia y seguridad detectaron un plan de sabotaje que pretendía derribar las torres eléctricas de alta tensión de la región sur del país, para así dejar a oscuras a toda esa zona. Se debe tener presente que el presidente de la República, Danilo Medina, es oriundo de San Juan de la Maguana, una de las principales provincias del sur.
Estos tres acontecimientos llaman a mucha preocupación. Aunque parece que no tienen alguna conexión directa, lo cierto es que los tres buscan el mismo objetivo: Desestabilizar la sociedad dominicana y aumentar los niveles de temor, pánico e incertidumbre entre la población. Algunos especialistas en seguridad y defensa han expresado la idea de que no es descartable que pueda haber un hilo conductor y un grupo o mente diábolica responsable de los hechos, buscando con ello generar en la nación dominicana una situación de inestabilidad política y económica.
La sociedad dominicana ha avanzado mucho en todos los órdenes y muy especialmente en el plano político. Sin embargo, las acciones del narcotráfico internacional y de la delincuencia también se han incrementado de manera muy amplia en los últimos años. Por lo que no es descartable que esos grupos puedan encontrar como aliados a personas que sirvan de sicarios para cometer acciones en nombre de una supuesta rebeldía social.
Ante eso, los organismos de seguridad deben investigar a fondo esos tres acontecimientos. Dar los pasos que tengan que darse para escudrichar hasta el fondo la verdad de los mismos, siempre respetando los derechos humanos pero sin temor y con la profunda convicción de encontrar la realidad y actuar en consecuencia. Sólo así evitaremos la repetición de esos peligrosos acontecimientos.