Por Cándida Figuereo
El dominicano tiene la convicción de que el lugar donde nace, se cría, está legalmente reconocido y convive con todo un conglomerado le da derecho a decir a viva voz que este es su país.
Es loable que en buena lid se tenga esa creencia, pero también que se tenga presente que nuestra Constitución dice "el pueblo dominicano constituye una nación organizada en Estado libre e independiente, con el nombre de República Dominicana".
En una especie de jaque mate, el artículo 2 subraya: La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales ejercen por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen esta Constitución y las leyes".
Estos decires no dan derecho a deshacer el país con acciones vergonzosas que den lugar a que te puedan preguntar con ojerizas: ¿Este es tu país?
Si este es tu país lo debes cuidar, defender y convertirte en un modelo positivo a seguir. Debes comenzar respetando a todos los miembros de tu familia, a tus vecinos y a tu entorno en sentido general.
Jamás hagas a otros lo que no deseas que te hagan a ti. De seguro no te gustaría que un "desconocido" arranque la verja de tu casa para venderla por unos centavos al mejor postor.
Del mismo modo que defiendes tu espacio físico, debes defender el espacio país no usurpando lo que se hace con el dinero de todos. Cada carretera, cada faro, las empresas públicas, sus verjas, las calles y avenidas, las fuentes de agua, los árboles y los recursos económicos en sentido general son fruto de los aportes de cada ciudadano.
Si el país, en sus distintas etapas, es el resultado de los aportes de los contribuyentes que se licuan en diversas obras y acciones, nuestro deber es preservarlas, jamás destruirlas.
El Metro de Santo Domingo, por ejemplo, es tuyo, mío, de todos. ¿Cómo así? Se preguntarían algunos y alegarían que no han recibido el primer centavo de los ingresos por el transporte de pasajeros.
Lo cierto es que si has recibido tus aportes. ¿Cómo? ¿Cuándo? Cuando abordas uno de los trenes, te ahorras dinero. Este ahorro contribuye a retribuir lo que has invertido.
De igual modo cuando transitas en tu vehículo por calles y avenidas bien pavimentadas e iluminadas te sientes a gusto. De este modo te reembolsan lo descontado.
Es deber de cada dominicano velar por el cuidado de los 48 442 km² de territorio que tenemos, aportando nuestro grano de arena. Las acciones negativas hacia las personas o las instituciones, sean públicas o privadas no favorecen en nada.
¿Por qué dañar a otros? ¿Por egoísmo? ¿Por unos cuantos pesos? Donde quieras que te encuentres, una acción positiva te enaltecerás y una sola acción negativa para dañar a otros te embarras y embarras al país.
Crécete para que seas tan digno como el que más. La dignidad no la da el dinero, sino esa convicción muy personal que tiene que ver con la crianza, con la formación, con los principios. El dinero no daña, lo que suele dañar es que no se obtenga bien habido.
Así cuando te pregunten, ¿Este es tu país? Lo importante es que te sientas orgulloso por contribuir a que sea mejor y no que tengas que bajar la mirada porque no has hecho nada para enaltecerlo..
01-11-201