El gobierno, políticos, sindicalistas y los empresarios han puesto de moda los “pactos”, que ya van y vienen sin que la población perciba sus beneficios. Tal vez porque no lo haya más que para quienes lo firman o porque aún es temprano para percibir sus frutos como “el pacto por la educación” que todos los candidatos presidenciales, tras una larga lucha social, firmaron. (4% del Producto Interno Bruto)
Se habla del “pacto” por la electricidad, boicoteado por los generadores, que involucra a sectores privados muy poderosos, tanto, que podrían poner en “jaque mate” al gobierno si no complace sus peticiones, que no son pocas, ya que en sus manos está el país en materia energética.
Yo en cambio abogo por un “Pacto Anticorrupción” firmado, no por el gobierno y sus socios de la oposición o del empresariado sin cuya participación directa la prevaricación, el defalco y el robo de los dineros públicos no fueran tan grandes y abusadores, sino por el pueblo mismo. Es decir, un “Pacto” firmado por los dirigentes más idóneos de los sectores populares, que los hay, que se plasme en acciones concretas en contra de la corrupción y de los corruptos.
Organismos internacionales estimaban que la corrupción representaba en el país entre un 3 y un 5 % del PIB, o sea, alrededor de cien mil millones de pesos todos los años, que en los 12 años de Leonel Fernández, por ejemplo, se pudieron construir, con esa fortuna, escuelas, hospitales, viviendas, carreteras, caminos vecinales y presas hidráulicas para la agricultura y el sistema energético.
El nunca bien recordado, ingeniero Polón Muñoz se pasó la vida denunciando la corrupción y su costo social, tan hondo caló que el entonces candidato presidencial Leonel Fernández repitió su aseveración de que todas las obras del Estado eran sobrevaluadas en un 30 %. De cada cien millones, 30 se quedaban en manos de los corruptos. Pero Leonel no hizo nada al respecto cuando le tocó en su condición de tres veces presidentes de la República. Todo lo contrario, presidió los gobiernos más corruptos de toda la historia del país, cosa que ya nadie, que se respete, pone en dudas.
La corrupción empobrece y envilece a los más necesitados: los pobres. Y como son ellos los más perjudicados, a ellos le corresponde enfrentar ese flagelo, extirpar ese cáncer que le impide salud y prosperidad. La corrupción hace más pobres a los pobres. Los empobrece material y espiritualmente.
El ex presidente Leonel Fernández está invitando a una entrevista en el embassy Suites by Hitol Silver Sun Gallery, de Santo Domingo, que tendrá un costo de mil dólares por persona (más de 40 mil pesos). La muy querida y estimada colega Sara Pérez está invitando a una “Parada Cívica” en ese lugar para repudiar la corrupción.
“Repudio social a la corrupción. Que los corruptos no tengan paz, que no tengan nido. Donde asume un corrupto, que sienta el desprecio y el repudio social por sus acciones”, escribió Sara en su muro, según me informó la otra buena amiga Cosette Álvarez.
En ese mismo escenario bien puede firmarse el “Pacto Anticorrupción”. Como la corrupción fue un tema de campaña electoral del ex presidente Hipólito Mejía, y una de las causas por las cuales Leonel Fernández invirtió más de 50 mil millones de pesos para que no ganara, bien puede motivar y apoyar la idea, al igual que el Partido Revolucionario Moderno; Guillermo Moreno, de Alianza País que también ha sido un luchador contra la prevaricación y el desfalco. Participación Ciudadana, justicia y Transparencia, Patria para Todos. El Procurador Francisco Domínguez Brito. Minou Tavares, Milagros Ortiz Bosch, Huchi Lora, Marino Zapete, Ricardo Nieves, Hugo Tolentino, Nuria Piera, Domingo Páez, Juan Bolívar Díaz, Padre Rogelio, Luís Abinader, Iván Grullón, rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Fidel Mejía y su Frente Amplio, Edith Febles, Alicia Ortega, Quico Tabar, Ramón Colombo, Fausto Rosario Adames, mi morena Altagracia Salazar, K-bito Gautreaux, el senador Euclides Sánchez, Bienvenido Álvarez Vega, Miguel Ceara Hatton, Frank Moya Pons, y, por supuesto, Cosette y Sara, entre otros. La Convergencia y todas las demás organizaciones políticas, sindicales y sociedad civil, comprometidas con esta causa, tienen que firmar el “Pacto Anticorrupción” popular.
Hagamos como en otros países donde los corruptos no tienen paz. No pueden ir a ningún lugar público sin ser repudiados por la población. En los restaurantes les cierran las puertas, en los cines la gente no se sienta a su lado. En las calles la gente le grita: “¡Ladrones!”. “¡Ladrón!”. Qué los corruptos sientan la condena moral popular en lo que llega la condena de la justicia terrenal cuando el pueblo llegue al poder, que espero sea pronto. ¡Carajo!